El tema de este mes en el encuentro de #bloggerschile son las adicciones. Muchas ideas se me ocurrieron, pero la que más me tentaba que era la adicción a los aparatos tecnológicos por parte de las pequeñas terremoto, que ya estamos superando y de la que hablé un tiempo atrás.
Pero ¿y mis propias adicciones? además del Barça y Barcelona en sí, no encontraba nada. El padre de las criaturas me dice continuamente: “eres adicta a whatsapp” Yo no considero que sea adicta a whatsapp, aunque sí lo consulto muchas veces al día…y no tengo más grupos de whatsapp porque no caben…y prefiero whatsappear a llamar…
¿será que estoy enganchada a whatsapp?
Hoy en día, muchos pasamos el día en Whatsapp, o en las redes sociales, o mirando cualquier cosa en el teléfono. Y el que esté libre de esta adicción, que levante la mano. Nuestra generación no creció con el acceso a la tecnología, esto es algo nuevo, y lo nuevo (y entretenido) llama mucho la atención ¿no? Además, en mi caso y en el de muchas otras personas que viven lejos de casa o que sencillamente tienen amigos en otras partes del mundo, es una herramienta de comunicación genial.
¿qué me encanta de whatsapp?
¿Recuerdas cuando se lanzó whatsapp? Es de “antes de ayer” aunque nos parezca que llevamos siglos usándolo! Se lanzó en Enero de 2010!!! Unas semanas antes que me convirtiera en madre por primera vez, se lanzaba esta aplicación que iba a permitir enviar mensajes gratuitos a cualquier parte del mundo. Yo llevaba 4 años viviendo en Chile, y recuerdo que una de las peores cosas de vivir tan lejos, era la comunicación con mis amigos. Sí, podía enviarles un mail…y a saber cuándo responderían. Y aunque me gusta escribir, es algo frío esto de contarse la vida por mail. Sí, podía dejarme medio sueldo en enviar mensajes de texto…pero ni siquiera llegaban todos! (no me preguntes porqué, aun no lo averiguo). Por suerte existía skype y podíamos acordar un dia y hora para hablar, pero entre el cambio horario y que, en mi caso y con un teléfono arcaico, había que abrir la aplicación en el ordenador…no era tan fácil alinear los planetas
Y entonces llegó Wsp…
Esta aplicación me ha permitido compartir con mis amigos de forma más directa conforme se ha ido generalizando su uso. Puedo ver cómo crecen los hijos de mis amigos, aunque sea a distancia y por foto; a muchos de ellos los he conocido por whatsapp. Puedo hacer a la familia participe de los cambios en las niñas, y ahora incluso ellas mismas se intercambian mensajes de voz con otros familiares. Puedo ponerme al día con amigos de toda la vida, y desde que existen las llamadas…puedo sentir cerca a quienes más lejos están.
Eso sí, creo que llego a batir el récord de grupos: que si las mamás del colegio, que las amigas del colegio, que si el grupo de la uni, que si el grupo del vecindario, el grupo de la familia, el de los primos, y así, un largo etc…
¿Pero cómo sabemos si estamos demasiado tiempo pegados al teléfono?
- Miras el móvil cada pocos minutos esperando encontrar mensajes o notificaciones
- No te separas del él ni un momento
- Escuchas el sonido de notificación de whatsapp, aunque no sea el tuyo, miras el teléfono por si acaso has recibido algo
- Ves la lucecita de notificaciones, necesitas leerlas inmediatamente
- Recibes un mensaje, necesitas contestarlo al segundo, aunque estés en una reunión o en una cena con amigos
- Te aterra que tu móvil se quede sin batería por las notificaciones que puedas perderte
- Cuando mandas un mensaje de whatsapp, quedas pendiente de que marque el doblecheck (eso, en relaciones de pareja, puede causar conflictos como este)
- Estas más pendiente de las conversaciones de whatsapp que de la vida real
Si te suceden varias de éstas afirmaciones, igual sí estás adicto a esta aplicación. Leyendo estas situaciones…tengo que reconocer que si me estoy poniendo al día con alguna amiga por whatsapp, y la conversación está interesante, me puede absorber. Igual que si estuviera al teléfono. Pero en cambio, no me genera ninguna ansiedad el sonido, el tener notificaciones pendientes…nada de nada. Quizá hubo una época que sí, pero como la comunicación 1.0 mola más y de eso no tengo dudas; hace tiempo que silencié las notificaciones y dejo el teléfono lejos cuando estoy en casa. No creo ser adicta a whatsapp, aunque sí creo que si uno no controla el uso que hace de la tecnología, es fácil engancharse y absorverse. ¿cuantas cenas de amigos se ven ahora en la que todos están con sus teléfonos? Aunque, viviendo lejos, no sé qué haría sin whatsapp.
Si sigues con dudas, hay hasta tests para evaluar si estamos demasiado enganchados! El tema de la adicción al móvil en general, o a las rrss o a whatsapp es un problema que está creciendo en estos tiempos, tanto que han salido aplicaciones que miden la adicción y ayudan a superarla, como Face Up
Consejos para reducir esa adicción al teléfono,
que yo apliqué para disminuir su uso:
1. Silenciar las notificaciones
2. Dejar el teléfono lejos de nuestra vista, para no tenerlo tan a mano
3. Apagarlo por la noche (en mi caso lo dejo en la otra punta de la casa)
4. Prohibir el uso del teléfono en la mesa
y tu ¿sientes que estás enganchado a whatsapp o al móvil en general?
No te pierdas las otras propuestas sobre adicciones que han publicado mis compañeros de Bloggers Chile:
Callejeando Blog, Consultora de Imagen, Cuarto Literario, Dice la Clau, El Blog del Decorador, Equilibramos, Estila Estilo, Estilo es Actitud, Geek and Chic, Mujeres y más, Que bonita, Ratatouille, Tu guía Fashion, Soy Mamá Moderna
Archivado en: Entretenimiento (Deporte y Juego), Pedacitos de mi, Viviendo leeejos