Soy antisistema, radical, extremista y batasuno. Soy un delincuente

Publicado el 17 octubre 2012 por Rgalmazan @RGAlmazan

Todo eso y más. Y no soy el único. Así me ven estos chicos peperos. Porque ya saben ustedes lo que dicen con des-Wert-güenza, Gallard-ía y Alonso-manía.
Tengo vicios. Vicios extremos. Por ejemplo, me va la marcha y cuando me lo pide el cuerpo voy y me manifiesto. Y claro eso está muy mal visto por los peperos. Porque manifestarse es algo antiguo, impropio de las personas decentes, que como todo el mundo sabe siempre hacen lo que se les manda.
Yo, sin embargo, que soy un antisistema siempre espero que los peperos “sistemáticos” suelten alguna de las suyas y voy y me manifiesto. Es algo superior a mí. Y mira que estos chicos están siempre pensando en mí, trabajando para mi bienestar. Pues nada, yo se lo pago siendo un radical.
Quien me conoce sabe que soy un extremista, que yo siempre actúo a la contra. Soy un desagradecido. Contra mejor me tratan, peor les correspondo. Y me encanta protestar por protestar, llevar la contraria, luchar contra los justos, y gritar y proferir monstruosas consignas como: “No a los recortes” o “Sí al Estado del Bienestar”.
Y además tengo rasgos batasunos, porque soy padre y abuelo, y no sólo voy a las manifestaciones y huelgas sino que animo a que vaya mi gente. Verdaderamente me acuso de ser un irresponsable, un revienta-gobiernos, y sobre todo un antisistema, un extremista, un radical y un batasuno.
La verdad es que no sé como estoy en libertad. Seguramente se debe a la bondad de mis gobernantes que hacen la vista gorda. Porque cumplo todos los requisitos para que me encierren.

Y me va la marcha. Porque si manifestarse por una educación pública digna es de antisistemas radicales y extremistas, o si convocar una huelga es propio de batasunos, yo soy todo eso y más. Así es que aquí me tienen. Que vengan a por mí. Que le vamos a hacer. Tendré que sufrir mi castigo en silencio.
Además, cuando Gallardón apruebe el nuevo código penal que criminaliza a quienes ocupen simbólicamente entidades bancarias (¡pobrecillos!), o se interpongan ante un desahucio, o colaboren en la organización de convocatorias por las redes sociales, yo me convertiré en un indignado fuera de la ley, si es que no lo soy ya.
Y es que no se puede aguantar, este pobre gobierno que tanto mira por nosotros y por nuestros derechos fundamentales como los de manifestación, reunión y libertad de expresión, no merece soportar ciertos excesos como los míos.
Francamente, nunca lo hubiera pensado pero soy un delincuente. Menos mal que este gobierno me ha abierto los ojos. Aunque no sé si podré corregirme, porque ya soy mayor, pero intentaré pensar en cómo se vivía hace cuarenta años y procuraré hacer lo mismo. O sea, tratar de conquistar mis elementales derechos ciudadanos como sea, aunque eso sea delinquir. ¡Que le vamos a hacer!
Salud y República