Nuevamente, Descemer Bueno usa mi nombre para algo más que hablar de canciones. Nunca he tenido para él, malos sentimientos, ni dicho, ni hecho nada en su contra. Piense como piense. ¿Por qué lo haría? Jamás he usado las redes sociales para fomentar odios, conflictos, ni dilucidar desavenencias o malos entendidos. Pero a veces es necesario dejar las cosas claras.
A Santiago Feliú personalmente, le conocí muy poco. Pero le admiré y le admiro cómo al gran artista y guevariano que fue y es. Cuando coincidimos, fue realmente muy cariñoso conmigo, lo cual guardo como un tesoro. Le faltas a la confianza que Santiago depositó en ti en vida, con tal de vigorizar un ataque anémico y estéril contra mí, por gusto.
¿De verdad cree usted, Descemer qué algo tiene para despertar en mí la envidia? Por favor, maestro…
Pero tiene usted razón en afirmar qué no estudié música. Sin embargo, por aquella relación bonita y respetuosa que tuvimos le voy a dar una última reflexión:
Cuando tus antiguos colegas son ahora tus enemigos y tus antiguos enemigos, te ven arrastrandote, suplicandoles atención, treguas y acuerdos… todos, (de derechas o de izquierdas) te miran y no ven más que a un Efialtes de Tesalia.
Adiós.