Pero desde aquí proclamo, que yo no la reconozco ni como princesa, ni como madre coraje, ni siquiera como conocida mía, porque tiene de princesa y madre coraje, lo que yo de monja de clausura, porque yo vivo rodeada de gente sencilla, natural, que no necesita, insultar, ofender y que se esfuerza por tener educación, (aunque no tenga medios) para ganarse la vida y sacar adelante sus casas y sus familias, y que muchas de esas personas anónimas, sí que son merecedoras de ser proclamadas madres corajes, pero se lo callan y lo sufren en su humildad, aunque tenga que desriñonarse, por un sueldo pequeño, para sacar adelante a sus hijos, porque el padre nos les pasan la pensión o es tan miserable que no les da ni para comer.
Lo puedo decir más alto, pero no más claro, no soporto a la gente que presume de su ignorancia, de su barriobajería, de su prepotencia y que encima quiere ser un ejemplo para la gente maravillosa de pueblo, claro que la gente maravillosa de pueblo, que afortunadamente hay mucha, pasa de ella como el culo, solo la siguen, las que son cono ella, que es un ejemplo de rencor, odio y malasangre, por no haber podido ser la Reina de Ambiciones, a causa de que el torero, le pegó tal patada en el culo, que aún le duele y mientras le duela y se esté rascando, echará sapos y culebras, amparándose en una hija, que quizás cuando sea mayor, le pida cuentas, de haber hecho de su vida un circo.
Pero llegará un día, en que la vida le pase factura, porque en la vida todo se paga, y entonces será pasto del olvido, y tendrá que sufrirlo en silencio, como se sufren las almorranas y en ese momento, solo le quedará el Hemoal, eso sí, el Forte.
Por eso yo no tengo princesa, ni falta que me hace, porque soy la Reina absoluta y sin discusión de mi casa.