Soy de UPyD; soy feliz

Publicado el 22 marzo 2016 por Manuelvicente

Dentro de unos días UPyD va a elegir a su nuevo Consejo de Dirección; buen momento para que comience una movilización que abarque sin demora a todas sus esferas y se prolongue durante todo el tiempo que sea preciso. Lamentablemente, la situación en la que se encuentra España nos da a diario motivos para mostrar con orgullo que las políticas que quiere implantar UPyD son la solución idónea para los problemas que se van agudizando en nuestro país por culpa de cuatro irresponsables dirigentes.

El grosero espectáculo que están protagonizando los líderes de los cuatro principales partidos nacionales es un reflejo de la radicalización en la que se ha instalado la sociedad española como consecuencia de los abusos de poder que han sufrido en los últimos años las clases medias y desfavorecidas. Ese afán de revancha ha tenido su máximo exponente en la inaudita primera intervención de Pablo Iglesias en el Congreso de los Diputados. El hecho de que un dirigente político de primer nivel se estrene en la tribuna de oradores de un solemne acto, como es una investidura, recordando a las víctimas de una contienda civil concluida 80 años atrás revela que sus deseos de conciliación son tan escasos como su carácter democrático. Toda la concordia que le falta al líder de Podemos parece tenerla su homólogo de Ciudadanos. Con tal de que el sistema bipartidista siga imperando en España -como se ha comprometido a defender ante sus patrocinadores-, Albert Rivera es capaz de alcanzar un pacto con el mismísimo diablo, impulsado además por un exceso de ambición que le está llevando a emprender una política de pactos similar a la que llevó al Partido Andalucista a su primera travesía del desierto cuando entonces era PSA.

Lo que a diario, pues, se está poniendo de manifiesto es algo que ya dijeron muchas voces, entre ellas las de UPyD, antes de la campaña electoral del 20-D: la nueva política que han traído Podemos y Ciudadanos no es más que convertir en dobles parejas lo que antes era un juego de una pareja. ¿Ha cambiado algo, entonces, en el panorama político español con respecto a 2007 cuando nació UPyD? SÍ, la gravedad de los problemas que sufren los españoles; lo cual nos coloca en un escenario de absoluta vigencia precisamente en un momento en el que nuestra implantación es la menor de nuestra corta historia. De ahí que todas las esferas de nuestra organización, desde la cima hasta la base, tengamos casi la obligación de propalar nuestras políticas que buscan conciliar los intereses de diferentes sectores sociales, como la dación en pago, el contrato indefinido con indemnización creciente o la custodia compartida. No pongamos en duda que la sociedad española agradece los instrumentos que tenemos definidos para la reducción del gasto político mediante la fusión de Ayuntamientos o la supresión de organismos superfluos, además de la eliminación de instituciones como el Senado o las diputaciones. Pregonemos alto y claro, con énfasis y rotundidad, que somos de UPyD y no sólo porque nos da la gana sino porque tenemos muchas, y muy beneficiosas, razones.

Soy de UPyD porque quiero concordia y no revancha; soy de UPyD porque quiero estar orgulloso de mi país; soy de UPyD porque quiero una sociedad honesta; soy de UPyD porque no acepto que me roben; soy de UPyD porque no quiero que se aprovechen de mí; soy de UPyD porque quiero una convivencia sosegada y serena; soy de UPyD porque quiero dejarle a mis hijos un entorno mejor; soy de UPyD porque creo en la justicia; soy de UPyD porque me interesa; soy de UPyD porque me hace dormir tranquilo; soy de UPyD porque me da vida… y porque me hace feliz.