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Hola. Hoy te escribo porque sé que tengo muchos años y me estoy haciendo demasiado mayor. Sé que algún día tú llegarás a mi edad, y eso te deseo. Yo afortunadamente tengo suerte de cumplir años y doy las gracias, pero es cierto que a veces sé que a ti no te resulta fácil cuidarme. Aunque hablo poco, soy mayor, o ya no me hacen caso a lo que digo, es cierto que por mi cabeza y sobre todo en mis sentimientos pasan muchas cosas. Te las voy a explicar para ver si me puedes entender.
A veces me siento como una auténtica carga. Siento que me lo tienes que hacer todo. Me siento realmente un inútil. Yo antes sabía hacer muchas cosas y era independiente. He pasado de ser una persona independiente a ser una persona totalmente dependiente que sin la ayuda de alguien no sé hacer nada, ni siquiera algo tan básico como beber, comer, acostarme o lavarme.
Tú seguramente estás saturado de cuidarme. Te faltan horas y tiempo para poder respirar. Qué más quisiera yo que poder hacerlo solo. Pero no puedo. No es que no quiera. No es algo que yo he elegido o puedo escoger. Esta es la vida que me ha tocado.
A veces hago cosas que sé que no te gustan. No soy yo a veces el que actúa, es la enfermedad que tengo la que me hace comportarme así. Tú sabes que no lo haría así tiempo atrás.
Aunque llegue incluso a no hablar, tengo sentimientos y sobre todo aunque sea mayor, me entero de muchas cosas. Cuando hay conflictos o discutís por cuidarme o no cuidarme varias personas, yo me entero y me siento mal.
No permitas que tus gestos contradigan lo que me estás diciendo. Si me dices que quieres ayudarme y que quieres cuidarme, luego no hagas gestos que indiquen lo contrario porque sino me quedaré con lo que dicen tus gestos.
Siempre que puedas, mantén contacto físico conmigo. Cógeme las manos, acaríciame…Todo eso me llega y me hace sentir muy bien. Yo te lo agradezco.
Por favor, no me trates como a un niño. Es algo que me agudiza más el sentimiento de inutilidad. Siempre que puedas, ten en cuenta mis gustos, las cosas que digo (si hablo), etc. Escúchame atentamente, muestra comprensión conmigo y sobre todo muéstrame seguridad.
Y si estás enfadado o cargado, yo lo entiendo pero por favor, intenta hablarme cuando te hayas calmado. Así todo será mucho más fácil para todos. No pagues un mal día conmigo.
Y sobre todo recuerda, que algún día tú también serás mayor… ¡Ten paciencia!
Y muchas gracias por cuidarme…
Sobre el autor
Yolanda
Yolanda Pérez Directora del centro de Psicología Eclipse Soluciones. Doctora en Psicología (nº col. CV-9418) y Master en Psicología de la Salud. Especializada en terapa adultos-intantil. Experta en formación y orientación laboral.
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