Pero hay más, mi hija no hace más que echarme puyas porque no le reconozco suficientemente a Carmen, la señora que está esposada conmigo, la grandeza de haberme proporcionado ser dueño y gestor de mi tiempo. Y tiene razón porque no hago nada relacionado con la casa ni de su mantenimiento: no compro, no limpio, no me encargo de los gastos, ingresos, pagos ni de los bancos. Nada de nada. Soy un cero a la izquierda pero ¿por qué cambiar a estas alturas?
El resultado práctico es que ella me da una semanada para mis enormes gastos diarios (2 cortados matutinos = 1€ y la comida en el hospital = 3,10€ más 4€ semanales para gasolina de mi sufrida escúter) y yo me dedico a lo mío. Como dije una vez yo, llevo los remos y ella el timón. (mi hija no está tan de acuerdo) pero no nos va mal. Nos queremos así y así seguiremos, por los siglos de los siglos. Amén.