Otra obra maestra de Park Chan-wook, quizás no tan tremenda como sus bizarras Ttrilogías. La película Soy un Cyborg se adentra con exquisita delicadeza en el mundo de la esquizofrenia. Chan-wook es de aquellos directores que cuando toma una idea le da siempre un vuelco total. El tema del vampirismo lo convirtió en un bello cuento de humanos-hadas donde las creencias más ortodoxas e inverosímiles como la religión se mezclan con las grandes leyendas. En Soy un Cyborg el tema es el de la locura, pero la locura no estilo "Volando sobre el nido de Cuco", o aquella estrafalaria locura del "Hombre mirando al sudeste" y su remake de "K-.pax", no se trabaja aquí la esquizofrenia como un evento peligroso sino como un elemento poético que servirá para reconocer profundas emociones del hombre.La forma de convertir los trastornos mentales en hechos poéticos es sencilla, recurre a la cotidianidad asombrosa de las extravagancias de un grupo de pacientes que se ven sumergidos y polarizados por compasión ante la desdicha de una joven que sufre iremediablemente una condición extraña y seductora.Médicos y pacientes jugarán a dar felicidad o robarla y como en el "Pescador de ilusiones", un personaje será quien lleve la batuta para concentrar esa energía bondadosa que todos llevamos dentro.Abuelas que se creen mamá ratón, chicos conejos que no quieren desaparecer y por eso roban, hombres que expían las tragedias del mundo, niñas que se creen cybor, seres que planean ser policía y bandido al mismo tiempo para olvidar una pena de amor, obesas que cargan con la culpa de no poder volar, niñas que pierden su voz tras ensayar un canto toda la vida y mujeres empeñadas en contar las mejores historias sobre cada ser humano para mitigar el desconocimiento de su propia identidad son algunas de las bellas cosas que encontraremos en esta hermosa película que con uno que otro tono pastel de los que tanto suelen gustarle a nuestro director nos mete en un mundo maravilloso, repleto de humor y sorpresa.
Otra obra maestra de Park Chan-wook, quizás no tan tremenda como sus bizarras Ttrilogías. La película Soy un Cyborg se adentra con exquisita delicadeza en el mundo de la esquizofrenia. Chan-wook es de aquellos directores que cuando toma una idea le da siempre un vuelco total. El tema del vampirismo lo convirtió en un bello cuento de humanos-hadas donde las creencias más ortodoxas e inverosímiles como la religión se mezclan con las grandes leyendas. En Soy un Cyborg el tema es el de la locura, pero la locura no estilo "Volando sobre el nido de Cuco", o aquella estrafalaria locura del "Hombre mirando al sudeste" y su remake de "K-.pax", no se trabaja aquí la esquizofrenia como un evento peligroso sino como un elemento poético que servirá para reconocer profundas emociones del hombre.La forma de convertir los trastornos mentales en hechos poéticos es sencilla, recurre a la cotidianidad asombrosa de las extravagancias de un grupo de pacientes que se ven sumergidos y polarizados por compasión ante la desdicha de una joven que sufre iremediablemente una condición extraña y seductora.Médicos y pacientes jugarán a dar felicidad o robarla y como en el "Pescador de ilusiones", un personaje será quien lleve la batuta para concentrar esa energía bondadosa que todos llevamos dentro.Abuelas que se creen mamá ratón, chicos conejos que no quieren desaparecer y por eso roban, hombres que expían las tragedias del mundo, niñas que se creen cybor, seres que planean ser policía y bandido al mismo tiempo para olvidar una pena de amor, obesas que cargan con la culpa de no poder volar, niñas que pierden su voz tras ensayar un canto toda la vida y mujeres empeñadas en contar las mejores historias sobre cada ser humano para mitigar el desconocimiento de su propia identidad son algunas de las bellas cosas que encontraremos en esta hermosa película que con uno que otro tono pastel de los que tanto suelen gustarle a nuestro director nos mete en un mundo maravilloso, repleto de humor y sorpresa.