En estos días, tras mi salida del Cervantes, he tenido tiempo para volver, con calma, a la poesía ajena. Lo hice concluyendo una crítica al libro inédito de Blas de Otero Hojas de Madrid con La galerna para Babelia (diré, de paso que me parece uno de los poemarios más importantes aparecidos en lengua castellana en lo que va de siglo) y lo hice releyendo tres asombrosas traducciones de otros tantos poetas de talla universal y editados por Bartleby: Lanzadera en una cripta, de Wolen Soyinka; Poemas a la muerte, de Emily Dickinson, y El azor en el páramo, de Ted Hughes. Tres propuestas bilingües de alta poesía para la Feria del Libro que se inicia el próximo viernes. Tres oportunidades de disfrutar del lenguaje y de su esencia, de la pasión del poema y de comprobar la vigencia de la poesía como invitación a la reflexión, como imaginario de una realidad más justa, como depósito de los sueños, como vacuna contra la muerte aunque de la muerte hable, de pócima contra la desememoria.
Se me dirá: ya está aquí Rico barriendo para la casa de la colección que dirige. No se trata de eso (aunque a ello no renuncio). Se trata de una experiencia muy peculiar que intento describir: leí los tres libros en PDF, es decir, en pruebas, en fase de corrección aunque yo no fue el corrector. Me parecieron tres libros de una calidad incontestable. Pero ha sido después, cuando los he tenido en mi poder en papel, en una edición magnífica, y cuando me he podido sentar, con cierto sosiego, a releer en el formato de siempre, cuando he gozado, de verdad, de los libros de los tres poetas. No sólo de los poemas, he de aclararlo: también de las introducciones, de los prólogos de sus traductores. Luis Ingelmo con Soyinka, Xoán Abeleira con Hughes y Rubén Martín con la Dickinson, convierten los tres libros en tres "artefactos" cualitativamente diferentes, de una calidad distinta, yo diría que superiores en cualquier caso a lo que hubieran sido de no llevar los prólogos. No sólo sitúan cada libro. Nos ayudan al enamoramiento, hacen que nos apasionemos por la poesía que leeremos a continuación: generan una comunión entre lector y prologuista para disfrutar, en toda su riqueza, unos poemas magníficamente traducidos por otro lado.
A LOS LOCOS SUBIDOS AL MURO
Aullad, aullad
que el corazón tenéis cuajado y estadizo,
con vosotros no puedo partir
compañeros de la boya hendida
no puedo ir en busca
del puerto de vuestra orilla a la deriva.
Vuestro prudente aislamiento
¿quién osará reprobar? Agazapados
en vuestro alféizar, ¿observáis
las cenizas de la realidad, su extraño discurrir?
Me temo
que os habéis aventurado en el infinito
para regresar
hablando en lenguas extranjeras.
Aunque los muros
desgarren las costuras raídas
del manto mágico que compartimos, ya
más no puedo acercarme
y aunque le cierre los oídos
a la melodía de la partida, aullad
en la hora del sueño, decidles a estos muros
que hay un colmo para la aflicción
en el corazón del hombre.
465
Escuché el vuelo de una Mosca – al yo morir –Había una Calma en esa Habitaciónsemejante al Sosiegoentre dos Embestidas de Tormenta –Los Ojos ya sin lágrimas – alrededor de mí –y todos contenían sus Alientospara el último Encuentro – cuando el Reyapareciera – en ese Cuarto –Mis Recuerdos más íntimos – leguécon una firma, cada porción de míque transferible fuese – pero entoncesse interpuso una Moscacon un Zumbido Azul – confuso y vacilante –entre la luz – y yo –y luego declinaron las Ventanas –y no pude ver para ver –
MONTAÑAS
Si ésas no son piedras, entonces yo soy una mosca,
Si ésas no son piedras, entonces son un dedo –
Dedo, hombro, ojo.
El aire viene y va sobre ellas atenta, cortésmente.
Ayer ya estaban ahí, y antes del mundo de antes de ayer,
Contentas con su herencia,
Sin otra labor por realizar que la de ser dueñas de los días,
Tan sólo ser dueñas de su poder y su presencia,
Sonriendo a lo lejos, con el rostro iluminado por la paz
De la voluntad y el testamento del padre,
Luciendo flores en el pelo, adornando los ramales de su cuerpo
Con la agonía del amor y la agonía del miedo y la agonía de la muerte.
Abajo os dejo un video (en inglés) sobre Ted Hughes, cuando fue nombrado Poeta Laureado de Gran Bretaña.