“Soylent Green (cuando el destino nos alcance)”, ¡sci-fi sin CGI!

Publicado el 22 junio 2011 por Cinefagos


“Yo estube ahí, ¡lo puedo probar! cuando era un niño, podias comprar carne en cualquier lugar, tenian huevos, ¡mantequilla de verdad! No esta… basura” 

- Sol Roth (Edward G. Robinson)

La ciencia ficción ha conocido etapas muy variopintas a lo largo del siglo XX, y en la mayoria de casos se ha confundido o se ha mezclado popularmente -y erroneamente- con géneros como el terror, sobretodo y gracias a las xplotaitons de terror de serie B que se vivieron durante la década de los 50 y 60, en plena guerra fria, con una tercera guerra mundial colgando de un hilo y donde no pocos dislumbraban el fin del mundo. Pocos son los reductos en esos años de películas de ciencia ficción formalmente serias (tenemos la brillante “Planeta Prohibido” por ejemplo, de la que me gustaria hablar algun día), pues era un género absolutamente menospreciado e incomprendido, un género “menor” que se ganó una inmerecida fama que aún hoy, en menor medida, prevalece.

Así pues, la carrera armamentística entre estos dos titanes proporcionó progresos increibles en los campos de la tecnología que poco a poco fueron introduciendose en la vida cotidiana, y la percepción por parte de la gente respecto a la ciencia y el devenir del futuro empezó a magnificarse. Los años 70 fueron una década en muchos sentidos revolucionaria, reaccionaria y este punto de vista se iba a traducir, como no, en el arte, y el cine vivió un auge de la ciencia ficción a finales de los 60 y en los 70 importante, con majors apostando por superproducciones del calibre de “El planeta de los simios” o películas de presupuesto menor pero igual o mucho más estimables (para un servidor) como seria “Naves Misteriosas”. Todas ellas con un claro componente crítico, introduciendo de forma magistral temas como la ecología, la ética corporativa, la moral humana, etc. que todavia son las bases de un género en plena fase de desarrollo. En este contexto cinematográfico se realizaron multiples obras, algunas de ellas producto de un mal viaje de LSD como pudiera ser la bizarrísima “Zardoz” (con un Sean Connery más perdido que un pingüino en un parking), pero también se realizaron obras que no han perdurado tanto en la memoria del espectador y que merecen ser rescatadas, como “Soylent Green” o “Cuando el destino nos alcance” (como se la conoce en nuestro país).

Comida basura

“Soylent Green” (Richard Fleischer, 1973) nos situa en un futuro distópico en el que la comida es un bien escaso y la superpoblación del planeta ha desastibilizado la sociedad, el 90% de la gente vive por las calles y les son distribuidos unos productos alimenticios llamados “Soylent Green”, que son algo así como barritas concentradas de nutrientes. Todo empieza cuando un empresario de dicha corporación muere en un supuesto robo y el detective Thorn (Charlton Heston) se tiene que hacer cargo del caso, que como es de suponer, le llevará a destapar ciertos asuntos turbios.

Si en algo destaca esta película es en su trato minimalista, riguroso y alejado de pomposidades visuales o efectos especiales, la ciencia ficción más sobria y conceptual, muy heredera de su época por otro lado. Aún no se vivia la fiebre tecnológica que nos invade hoy en dia en la que nos es IMPOSIBLE imaginar una película de ciencia ficción sin centenares de gadgets que “justifiquen” la, digamos, evolución. Supongo que todos los relatos de sci-fi de antaño aun guardaban una potente herencia literaria y se preocupaban más por otros aspectos menos impresionables a la hora de retratar el futuro. 

En el rol protagonista, Charlton Heston (como el detective Thorn), repetia de nuevo en una película de ciencia ficción de caracter gris, mucho más dramática que efectista, abierta a debate, idonea para ver con amigos y “petar la xerrada” que decimos por aquí. El trato que reciben los demás personajes no es tan amable, sobretodo en lo que se refiere al arquetipo femenino (aunque también es un defecto heredero de su época) como es Shirl (Leigh-Taylor Young), una mujer explotada y debil, que intenta futilmente aportar humanidad y sensibilidad a nuestro heroe. Un valor que si infunde uno de sus secundarios, el entrañable Sol Roth (Edward G. Robinson, muchos lo reconocerán de su papelón en  ”Double Indemnity (Perdición)”) no solo por una más que convincente actuación sino por aportar los matices más empáticos al relato y retratarnos una figura normalmente obviada en el género, que es la gente de la tercera edad. Un hombre mayor, que ha conocido y ha vivido el mundo que todos conocemos y lo ha visto perecer, ahogado en la nostalgia y con la única esperanza de dejar este mundo pronto y apaciguamente. Un punto de vista que un joven como Thorn es incapaz de entender y veremos en algunas secuencias -como determinado festin que se pegan con comida “de verdad”- como la química entre ambos personajes es total, la sensación de familiaridad nos agarra y vemos como un grande como Charlton Heston se empequeñece al lado de este personaje.

El guión corre a cargo de Stanley R. Greenberg, del que podriamos decir que fue su mejor trabajo, pues estuvo relegado al mundo de la televisión la mayor parte de su carrera. Y es que se nota en diferentes aspectos que es la adaptación de una obra literaria (en este caso, de Harry Harrison) por su multitud de matices y detalles que enriquecen el universo de Soylent Green, con situaciones tratadas con una contundencia y una falta de sutilidad asombrosas, en algunos casos rozando la obviedad o la parodia, como la famosa escena en que unos manifestantes son literalmente desalojados mediante recogetierras que los apilotonan en sus depositos como si de tierra o desechos se trataran, o el simple hecho que para demostrarnos la increible crisis demográfica se nos muestre a gente apilotonada en escaleras de forma casi aberrante. Es cierto que estos incidentes -recordemos el espiritu crítico de la época que a veces podia pecar de exceso en sus formas- pueden resultar muy chocantes, y más vistos hoy en día, pero no pierden ni un apice de fuerza en el mensaje que pretendían transmitir.

Tal vez, y más con los tiempos que corren, sea realmente interesante y estimulante ver el retrato de un futuro como el que se nos relata, en muchos sentidos factible, como el último eslabón de una población aborregada, de la crisis de recursos y de la inevitable muerte de la “clase media”. Soylent Green es una película que bien merece sacarle el polvo de vez en cuando, y no solo por sus más que correctos valores cinematograficos, sino por el concepto, donde reside el punto más fuerte de la película.

TRAILER: