Se trata de una acción de marketing preciosa. Comercial, pensarán algunos. Humana, concluirán otros. En todo caso, un gesto bonito, un detalle navideño que nos hace paladear el amor y la fraternidad con la que todos soñamos. También en este mundo tecnificado y funcional hay espacio para el afecto y la atención de cada persona.
Porque amar es, a veces, saber sorprender. Saber tener un detalle que el otro no espera. (O sí, pero finge no esperarlo y, entonces, el gesto es doblemente afectuoso: porque ha sido correspondido por el amor).
La Navidad se presta a detalles como éste. Se presta a la comida preferida, que el otro no ha pedido; a la decoración amable, que hace grato el hogar; a la salida inesperada, que a ella le emociona porque ya no recuerda cuándo fue la última vez. Y a la llamada de aquel amigo, y a la visita a aquel pariente que ya no puede salir de casa. Y al regalo pequeño, y al beso de amor.
La Navidad está en los detalles: en el belén del salón, que pusieron los niños con papá al frente; y en las canciones que se escuchan (¿te acuerdas de ésta?); y en las fotos y DVDs que se vuelven a ver; y en la ilusión de los niños y en la sonrisa de todos. La Navidad está en los gestos, y en el cariño con que se preparan. Como en este anuncio.
¡Feliz Navidad, y felices sorpresas en todo 2012!
Si te gustó este vídeo, mira qué es lo que han hecho para la Navidad de 2011. La Navidad sigue estando en las familias y en los niños. ¿Dónde mejor?