La campaña, titulada “Aprende a usar la televisión”, tuvo una gran resonancia. Fue muy comentada en los medios y ganó numerosos galardones; entre otros, el Gran Premio del Festival de Cine Publicitario de Cannes, por delante de 5.000 anuncios de todo el mundo. Era la primera vez que una campaña española conseguía tan alta distinción.
En la primera parte de la campaña, una divertida perrita –después supimos que era inglesa y que se llamaba “Pippin”- intentaba por todos los medios llamar la atención de su embobado amo, absolutamente hipnotizado por la “caja tonta”. En la segunda parte, que salió en antena pocas semanas después, la perrita hacía la maleta y se iba de casa. Éste es el anuncio que he seleccionado para hoy.
Prestad atención al clima que generan la imagen y la música. Hay una mezcla extraña, de humor y de ternura, de comicidad y de nostalgia. Porque ¿hay algo más divertido que un perro haciendo una maleta? Y a la vez, ¿hay algo más triste y nostálgico que esa despedida? Como en los filmes de Charles Chaplin, humor y ternura se funden una historia sencilla que nos conmueve interiormente.
Hay dos planos que contienen de forma sintética toda la emoción de esa escena: cuando el perro mira el portafotos sobre la mesilla, y el contraplano siguiente: cuando vemos la fotografía de su antigua amistad.
Espero que os guste: que os haga reír y llorar. Y que, si tenéis la misma edad que yo, os recuerde aquella época dorada en que la televisión era otra cosa de lo que conocemos actualmente.