La campaña, titulada “Aprende a usar la televisión”, fue muy comentada en los medios y ganó numerosos galardones. Entre otros, el Gran Premio del Festival de Cine Publicitario de Cannes: fue escogido como el mejor, entre 5.000 anuncios de todo el mundo. Era la primera vez que una campaña española el Gran Premio.
En la primera parte de la campaña, una divertida perrita –después supimos que era inglesa y que se llamaba “Pippin”- intentaba por todos los medios llamar la atención de su embobado amo, absolutamente hipnotizado por la “caja tonta”. En la segunda parte, que es la que ahora os ofrezco, la perrita se da definitivamente por vencida. Con toda la pena del mundo, decide hacer la maleta y se va...
Me gusta especialmente el clima que generan la imagen y la música. Hay una mezcla extraña, de humor y de ternura, de comicidad y de nostalgia. Porque ¿hay algo más gracioso que un perro que se siente olvidado y se pone a hacer la maleta? Y a la vez, ¿hay algo más triste que esa absurda ruptura? Como en los filmes de Charles Chaplin, humor y ternura se funden en esta historia que nos conmueve por su humanidad.
Hay dos planos que contienen de forma sintética toda la emoción de la escena: cuando el perro mira el portafotos sobre la mesilla, y el contraplano siguiente: cuando vemos la fotografía de su antiguo amo.
Espero que os guste: que os haga reír y llorar. Que, si tenéis hijos pequeños, les mostréis este anuncio. Y que, si tenéis la edad que yo, recordéis aquella época dorada en que la televisión "era diferente".