Es una pieza muy sencilla, pero lleno de emotividad y eficacia. No tiene efectos especiales, ni un ritmo frenético ni tampoco imágenes impactantes. Sólo nos muestra a un niño jugando en los pasillos de su casa. Lleva el disfraz de Dark Vader, y sueña con poder ejercer "la fuerza", moviendo los objetos como el personaje en "La guerra de las Galaxias". Ningún aparato obedece a sus órdenes: ni la bicicleta estática, ni la lavadora; tampoco el perro o la muñeca de su hermana.
Entonces llega el padre, en su nuevo Passat. El niño se dirige hacia el coche, sin reparar en los brazos de su padre. Y entonces se opera el milagro... Porque el padre comprende la obsesión de su hijo y disculpa que no le haya dado ni los buenos días. Se opera el milagro porque hay amor, hay comprensión, hay ternura. También hay buena comunicación con la madre, que ha observado todo desde la cocina.
En este spot se vincula la marca con sentimientos muy positivos, con una imagen simpática de la infancia y un fondo estupendo en el que brillan la familia y la ilusión de un niño. Todo ello envuelto en un toque de humor que establece un vínculo aún más fuerte con el receptor.
Esa es la clave: su sencillez, la simpatía de un niño al que nunca vemos su rostro. Un niño que expresa sus emociones tan solo con gestos: ilusionados al principio, abatidos después... Y esa es toda su magia.
Ha sido también uno de los spots más vistos en Internet. A las 24 horas de su presentación, había tenido casi 15 millones de visitas, 71.000 "Me gusta" y 13.000 comentarios. Ahora lleva 55 millones de visitas en uno solo de los sites en los que se ha publicado. Ciertamente, es una buena noticia para los que pensamos que la familia es un valor en alza... también en la publicidad.