Revista Cine

Spot Juegos Olímpicos 2012: "Homenaje a las madres de los atletas"

Publicado el 22 julio 2012 por Alfmendiz
Este viernes 27 de julio comienzan los Juegos Olímpicos. En los próximos días las cámaras de todo el mundo enfocarán a los atletas en su lucha por conseguir la victoria. Y muchos de ellos se convertirán en ídolos para siempre.
El interés informativo estará centrado en sus vidas: dónde nacieron, quién fue su entrenador, cómo lograron gestas increíbles. Hoy quiero recordar que esas gestas serán posibles porque detrás de cada atleta estaba su madre. Una madre que lo ha dado todo, sin regateos, por su hijo; que ha entregado su vida, durante años, para ayudarle a conseguir esa meta. Y ellas, todas las madres, probablemente quedarán en el olvido, tras el brillo de las cámaras y el fulgor de los grandes focos.
Por eso me gusta, y me emociona, y me parece tan conseguido este anuncio de Procter & Gamble, que ya publiqué en otra ocasión. El título es muy significativo: "El mejor trabajo del mundo".
En los suburbios de Pekín, una madre cansada descorre la cortina de una habitación: "Hola, mi vida. Es hora de despertar"; y la niña abre los ojos. En un pueblo perdido del Mid West, una joven madre norteamericana toca el hombro de su hija dormida: "Hora de levantarse, mi amor". Y lo mismo en Londres, en Kinshasa, en Sao Paolo. Las mismas acciones, con aparente monotonía, pero llenas de afecto. Luego presenciamos una cascada de tareas domésticas: preparar la comida, lavar la ropa, cuidar a los niños... Sobre todo eso, cuidar a los niños.
Llevarles al colegio, apoyarles en el estudio, apuntarles al gimnasio. De repente, con cinco o seis años, el hijo o la hija despunta en el deporte. Parece que tiene un don. Y eso exige una dedicación extra para la madre. Ahora hay que llevar al hijo al estadio, a la hija a la tabla de gimnasia, al otro hijo a una cancha de voley. Y acompañarles en el esfuerzo, y sonreír cuando fracasan, y curar su esguince, y besarles con ternura.
Y así un día y otro. Sin caer en la rutina. Hasta lograr la meta, hasta el último aliento, hasta el amor sin límites...
Acaba de suceder. Ella no puede creerlo. ¡Su hijo ha ganado en la Olimpiada y el estadio entero le aplaude puesto en pie! ¡¡Ha alcanzado su sueño...!! Y todo gracias a su madre. Por eso le sonríe al llegar, y le abraza, y le dedica el triunfo. Porque se lo debe todo...
Como reza el eslogan final, la profesión más difícil del mundo es también la más hermosa. La más valiosa para la sociedad y la más necesaria para cada uno. Es, sin duda, la mejor profesión del mundo. Ojalá que nunca lo olvidemos...

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