Además, los temas más recurrentes que se plantean podrían darse en cualquier otro lugar del mundo: la amistad entre dos chicos que se apoyan el uno en el otro para “sobrevivir”, el conocimiento del primer amor (y las primeras dudas), la admiración por una persona adulta con muchas más debilidades de las que parecía tener en un primer momento y, en general, el aprendizaje de un chico que comienza a desarrollarse fuera de su hogar familiar.
Donovan Marsh, el director de este trabajo, ha conseguido realizar una obra que, mirada a través de casi cualquier tamiz, tiene muy buena nota. Si hay algo en lo que quizá se podría haber hecho algo más, es en cuanto a la historia en sí. El guión está bien llevado, pero no se trata de un relato original ni sorprendente. Lo que va ocurriendo, se intuye con antelación, teniendo esa previsibilidad que suele gustar al público más comercial pero no tanto al más especializado.
Lo que sí es de admirar de este director es que es honesto con lo que ha firmado, pues los guiños al cine más comercial y hollywoodiense son múltiples (‘Rambo’, ‘Rain Man’, ‘Pretty woman’…), dejando claro que quiere hacer una película en dicha línea. Por otra parte, aunque parece que la intención primaria pudiera ser de una índole más reveladora, las referencias a la liberación de Nelson Mandela, unidas a la relación del chico con las personas de raza negra, resultan anecdóticas. Eso sí, son detalles que van sumando a un todo con mucho sentido.
Una banda sonora amable apoya perfectamente la narración en off que hace el chico de su propia vida, contando tanto con canciones pop como con temas más orquestales en los momentos más emotivos.
El argumento se centra en el primer año escolar de John Milton en un prestigioso internado. Las relaciones con los demás chicos no son fáciles y John tiene que buscar su hueco en el grupo para no ser el blanco de todas las burlas de los demás.
Empieza a florecer su sexualidad y las relaciones con las chicas, con un dilema (duda entre dos chicas) cuya resolución marcará su desarrollo como persona. Su mayor apoyo dentro del internado es el profesor de inglés, quien también pasa por un momento poco estable de su vida personal.
El tono utilizado es de comedia con ciertas dosis de sentimentalismo, tocando la fibra en determinados momentos. Funciona bastante bien, consiguiendo meterse en el bolsillo al espectador medio.