Grabado en el Red Bull Studio de Madrid, han colaborado con Antonio Luque músicos como Pau Roca, Marc Greenwood y Jordi Sapena (La Habitación Roja), Zahara, Linda Mirada, Anni B Sweet, Pablo Maronda, Guille Mostaza (Ellos), etc.
Comentarios del Señor Antonio Luque Grabamos el disco en Madrid, en septiembre. Nunca había estado en Madrid más de tres días seguidos. Me bastó superar la primera semana para comprender que aquella había sido siempre mi ciudad: la ciudad de los que nunca tuvieron una. Que me perdonen los castizos. ¿Qué puedo decir de los Red Bull Studios? Si nada lo impide es con el técnico del estudio, Oswaldo Terrones, con quien compartiré piso en la capital. Háganse una idea pues de hasta qué punto estuve en el Matadero como en casa. A los pocos días Oswaldo era prácticamente uno más del grupo. También Pedro Portellano, coordinador de las actividades de la Nave de Música de Matadero Madrid, grabó una pista de guitarra en una canción, con lo que la sorpresa inicial que les di al saludar ante ellos al baterista por primera vez en mi vida, a Alfonso Luna, una sorpresa de tipo ¿qué clase de grupo es este?, terminó siendo una impresión agradable, pues cuando las canciones están hechas solo hace falta equipamiento para darles forma, y de eso andan sobrados allí: hay que agradecérselo a Red Bull y a Matadero Madrid, en particular a Víctor Flores, director de cultura de Red Bull España, y a Pablo Berástegui, exdirector de Matadero Madrid. Lo agradezco, de corazón, y espero no olvidarme de nadie, pues soy un completo desastre para las relaciones públicas: para eso están en Mushroom Pillow y Ártica, que son quienes sacan mis proyectos adelante, por lo que más vale que me acerque a ellos con una nueva mudanza. Tras Alfonso Luna llegaron los de La Habitación Roja: Marc Greenwood y Pau Roca. El primero como productor, bajista y teclista, y el segundo como guitarrista, teclista y lo que hiciera falta. Para no hacerme pesado aquí dejaré el detalle de los créditos del disco para el disco mismo. Alguno de vosotros acabará teniéndolo entre las manos y lo leerá. Parece un milagro, pero se da.