Las mañanas son uno de los momentos que Magali y yo más disfrutamos porque dejamos a nuestros pequeños en el edificio Gateway para sus clases de inglés a las 9.30 y hasta las 12.00 disfrutamos de nuestro tiempo libre. Mapa en mano, recorremos las calles más típicas de esta pequeña ciudad: Market Street, South Street, North Street, The Scores, Bell Street... Cierto que nuestra orientación no es la mejor, pero nos las arreglamos.Nos encanta descubrir tiendas nuevas, esas que no hay en España y en las que puedes comprar detalles que nadie tendrá cuando llegues allí. ¿Exclusividad? Pues sí, ¡para que negarlo! Sin embargo, como buenas chicas cultivadas también nos hemos interesado por la cultura de St Andrews y así nos hemos acercado a lugares como la catedral, los campos de golf, la torre de St Rule o las bibliotecas pública y central.Ya dije en el post anterior que la idea de que Magali se haya unido a este viaje en el último momento no ha podido ser mejor. Para mí ha sido como un regalo porque desde el primer día formamos un gran equipo, pues nos entendemos enseguida tanto para las cuestiones que tienen que ver con los niños como para las nuestras. Y no es por nada, ¡pero así da gusto!
Las mañanas son uno de los momentos que Magali y yo más disfrutamos porque dejamos a nuestros pequeños en el edificio Gateway para sus clases de inglés a las 9.30 y hasta las 12.00 disfrutamos de nuestro tiempo libre. Mapa en mano, recorremos las calles más típicas de esta pequeña ciudad: Market Street, South Street, North Street, The Scores, Bell Street... Cierto que nuestra orientación no es la mejor, pero nos las arreglamos.Nos encanta descubrir tiendas nuevas, esas que no hay en España y en las que puedes comprar detalles que nadie tendrá cuando llegues allí. ¿Exclusividad? Pues sí, ¡para que negarlo! Sin embargo, como buenas chicas cultivadas también nos hemos interesado por la cultura de St Andrews y así nos hemos acercado a lugares como la catedral, los campos de golf, la torre de St Rule o las bibliotecas pública y central.Ya dije en el post anterior que la idea de que Magali se haya unido a este viaje en el último momento no ha podido ser mejor. Para mí ha sido como un regalo porque desde el primer día formamos un gran equipo, pues nos entendemos enseguida tanto para las cuestiones que tienen que ver con los niños como para las nuestras. Y no es por nada, ¡pero así da gusto!