Stalag Luft III: Una fuga de película

Publicado el 06 octubre 2011 por El_observador
Durante la II Guerra Mundial, las fuerzas militares del III Reich instalaron y construyeron multitud de campos de internamiento para acoger al cada vez más creciente número de prisioneros de guerra que eran capturados en Europa. 
De todos estos campos, hubo uno especialmente famoso, ya que en él se desarrolló una de las fugas más asombrosas e ingeniosas de toda la guerra. A través de una meticulosa organización, los prisioneros excavaron durante meses una serie de túneles en las mismas narices de sus guardianes alemanes, consiguiendo sacar del recinto a un total de 76 presos la noche del 24 de marzo de 1944. Os presentamos el campo de prisioneros Stalag Luft III, recinto que inspiró la célebre película "La gran evasión".
El campo
Stalag Luft III fue construido por la Lutwaffe en 1942 como parte de la red de campos de prisioneros encargados de custodiar y retener a los aviadores aliados abatidos y capturados. Se encontraba en Polonia a 160 kilómetros de Berlín, y tenía un total de 75 barracones divididos en 5 secciones. En los momentos finales de la guerra llegó a albergar a casi 11.000 prisioneros.

A diferencia de los tristemente famosos campos de concentración, los prisioneros que la Lutwaffe mantenía en Stalag Luft III y en los restantes campos asignados a su control recibían un trato digno. No eran obligados a desarrollar trabajos forzados, disponían de campos deportivos y ligas internas, e incluso disfrutaban de una piscina en los meses de verano. La escasez de alimentos era compensada con los envíos que la Cruz Roja hacía llegar a los prisioneros, los cuales eran equitativamente repartidos entre todos.


Maqueta de Stalag Luftt III. Una doble valla rodeaba todo el perímetro, el cual era vigilado además por torretas de vigilancias
Sin embargo, Stalag Luft III destacaba por encima de todo en su seguridad: el campo había sido diseñado como una prisión a prueba de fugas, y los ingenieros alemanes que lo construyeron emplearon toda su astucia para evitar cualquier huida. El campo fue levantado en una zona con el subsuelo arenoso, lo que permitía distinguir fácilmente cualquier posible túnel que se tratase de excavar, puesto que la superficie era grisácea y el subsuelo amarillento. Con el mismo propósito de poder observar posibles excavaciones, los barracones fueron construidos a varios centímetros sobre el suelo. Una doble alambrada de 5  kilómetros de perímetro rodeaba toda la extensión del campo, secundada cada pocos metros por torretas de vigilancia. Fueron colocados sismógrafos que permitieran detectar movimientos de tierra en el subsuelo. Además, una guarnición de 800 alemanes se encargaba de vigilar el complejo, entre ellos los odiados "hurones", soldados especializados en detectar fugas y hacer registros sorpresa.

La preparación
En la primavera de 1943, el oficial de la RAF Roger Bushell decidió organizar un ambicioso plan de huida del campo de prisioneros. No se trataba de una fuga de prisioneros al uso, sino que se propuso sacar fuera del campo a 220 reclusos, cada uno de ellos equipados con brújulas, ropas de civiles y documentación falsa. Con ello pretendía causar un enorme revuelo y obligar al III Reich a desvíar recursos de los frentes de guerra para poder capturar a los evadidos.
Bushell organizó el Comité de Escape, e inmediatamente se iniciaron los preparativos para "La gran evasión". Se proyectó la excavación de tres túneles de huida, para que en el supuesto de que alguno de ellos fuese descubierto, los preparativos de la fuga no se interrumpieran. Dichos túneles fueron bautizados con los nombres de "Dick", "Tom" y "Harry". Debían discurrir a una profundidad de 9 metros, y llegar hasta la zona boscosa limítrofe con la alambrada perimetral del campo, situada a más de 100 metros.
Las entradas a los túneles se camuflaron respectivamente en un rincón oscuro de uno de los barracones, en las letrinas de unos baños, y en una estufa que permanecía permanentemente encendida. Las excavaciones comenzaron utilizando herramientas que los presos confeccionaban con el metal de las latas de conservas. Los túneles fueron apuntalándose progresivamente utilizando tablas de madera extraídas de las camas. Confome los trabajos avanzaban, la construcción se hizo más compleja, y el ingenio de los hombres se desarrolló hasta límites insospechados. Los túneles llegaron a contar con un sistema de ventilación, iluminación, y carretas impulsadas con rieles para extraer la tierra excavada. Para que los guardias no se percatasen de la extracción de tierra, ésta era expandida en la superficie del campo en pequeñas cantidades gracias a unas pequeñas bolsas que los presos ocultaban bajo sus ropas y que se abrían accionando un mecanismo. Debido a lo holgado de sus pantalones y a su dificultosa forma de andar, los presos que acometían este encargo eran denominados "pingüinos".
Una estufa del barracón 104 disimulaba la trampilla que daba al suelo del tunel "Harry". Para que los guardias no la moviesen, la mantenían permanentemente encendida.
Paralelamente a la excavación de los túneles, el resto de prisioneros colaboraba en la preparación de la fuga mediante diversas tareas de apoyo. Se organizó un equipo de trabajo encargado de confeccionar documentos y billetes falsos para los fugados. También se creó un equipo de vigilancia, que montaba guardias y se encargaba de avisar mediante un sistema de señales de la presencia de soldados alemanes. Más de 600 presos estuvieron implicados en la planificación de la gran evasión. Además, algunos soldados alemanes fueron sobornados y  suministraron prendas civiles y útiles de falsificación a los reclusos.
Con el paso de los meses, el comité de escape decidió centrar sus esfuerzos en la construcción del túnel "Tom", mientras que "Dick" empezó a utilizarse como almacén de materiales. Por desgracia, en un registro rutinario de los hurones la entrada a "Tom" fue descubierta, por lo que quedó inutilizado y la decisión definitiva quedó fijada: la gran evasión se realizaría por "Harry".
 Tras haber descubierto "Tom", el Comité de Escape decidió centrar sus esfuerzos en la construcción del túnel "Harry". Salía del barracón 104, y contaba en sus más de 100 metros de longitud con iluminación, rieles, 3 compartimientos de intercambio y un sistema de ventilación.

La fuga


Terminado el túnel, la huida se fijó para la noche del 24 de marzo -ya que en el cielo había luna nueva-, y a los hombres se les dividió en dos grupos: a la cabeza de la fuga y con mejor equipamiento irían los prisioneros con dominio del alemán, además de los que habían participado más activamente en la construcción de "Harry". En el segundo grupo, con menos posibilidades de éxito, se colocó una selección de 100 presos escogidos por sorteo de entre aquellos que habían colaborado en la planificación de la gran evasión.
Los escogidos quedaron citados al anochecer en el barracón 104, donde se encontraba el agujero  de acceso a "Harry". Por desgracia, la fuga empezó mal, puesto que la trampilla se había congelado y no eran capaces de abrirla. Tras una hora y media de retraso, los reclusos comenzaron a bajar camino de su libertad.
El descenso y la marcha fueron muy duras, ya que los presos tenían que avanzar hacinados por una abertura de poco más de medio metro de ancho. Para colmo, al abrir la salida  se dieron cuenta de que el túnel se quedaba corto: no avanzaba bosque adentro como se había previsto, sino que se quedaba unos metros por detrás de la línea de árboles, al alcance visual de una torreta de vigilancia. Para evitar esta nueva complicación, se decidió que salieran 10 hombres por hora, para así evitar la ronda del vigilante de guardia.
Recreación del "Harry", construida en las ruinas del antiguo campo de prisioneros. El recorrido del túnel está representado por la línea de piedras, y la lápida señala el lugar donde los fugados abrieron el agujero de salida. Como podéis comprobar, se encontraba por detrás de la línea de árboles.
Pronto se hizo evidente que no iba a ser posible sacar de Stalag Luft a los 220 reclusos, por lo que se dio la orden a los miembros del segundo grupo de huida que volvieran a sus barracones. A las 04.55 de la madrugada, un soldado alemán pilló in fraganti al soldado número 77 saliendo del agujero, y tras darle el alto dio la voz de alarma. Inmediatamente, los soldados alemanes comenzaron a registrar frenéticamente los barracones del campamento, hasta que por fin dieron con la entrada a "Harry". La gran evasión había sido descubierta.

De los 76 reclusos que consiguieron escapar de Stalag Luft antes de que "Harry" fuera descubierto, la  mayoría fueron capturados a los pocos días vagando por los campos o intentando coger un tren. Hitler montó en colera, y para dar un escarmiento ordenó fusilar a 50 de los presos capturados, a pesar de que ello supuso una flagrante violación de los Convenios de Viena. Sin embargo, el  holandés Bram Van Der Stok y los noruegos Jens Müller y Per Bergsland consiguieron burlar el enorme dispositivo de busca y captura organizado por el Tercer Reich hasta llegar a terreno aliado. Para ello, hicieron un increíble viaje por tierras hostiles durante meses hasta que consiguieron llegar a Gibraltar y a Suecia respectivamente. Pero eso, es otra historia.
 Cartel de busca y catura expedido por las autoridades alemanas. Estos 3 soldados fueron los únicos de los 76 fugados que consiguieron completar con éxito la huida.
Fuentes:

- Las dos páginas más completas, y que nutren casi todas la información extraida de éste post:  una de antiguos veteranos de la segunda guerra mundial, y el artículo de la wiki (ambas en inglés)
- Stalag Luft III, en El Baúl de Josete