La segunda parte de las andanzas de Ijon Tichy la tituló Lem como “Memorias”. En realidad no son unas
Lem aborda las memorias de Tichy, o recuerdos, como si fuera un hombre mayor; es decir, hablando con lejanía, señalando solo lo más importante para resaltar la idea. Tichy nos cuenta sus encuentros con científicos, y cada uno de ellos es un planteamiento filosófico más o menos encubierto. La primera historia habla de la posibilidad de vivir un sueño, tema socorrido en la ciencia-ficción; es decir, que toda nuestra vida sea el experimento de un científico chalado. ¿Cómo saber si estamos realmente vivos? No creo que tenga importancia, la verdad; se trata de disfrutar con la mayor dignidad posible. El relato sobre el viaje en el tiempo incluye la idea de que pensamos que el cambio sólo influiría al entorno, al estilo de H. G. Wells y su máquina del tiempo, pero no a nosotros, cuando no es así. La hipótesis de Lem es que somos prisioneros de nuestro momento; que estamos hechos para vivir en una franja temporal determinada, y nada más. El cuento sobre cómo
Lo dicho. Las Memorias son apasionantes por su inteligencia y agudeza, y si las lees en profundidad, pedirás otra cosa a tu ciencia-ficción.