Stanwell Perpetual, del mito a la rosa.

Por Diasderosas

Las rosas autóctonas de la isla forman parte del mito cultural británico desde tiempos ancestrales, tanto en las Artes como en la tradición popular. Son pequeñas joyas de la Naturaleza, y la que nos ocupa, Stanwell Perpetual, es un híbrido de R. spinosissima, especie presente en la flora escocesa, de ahí su nombre popular de Scots roses. Sobre esta familia, nos comenta mi gurú Gertrude Jekyll:

^[Rosa spinossisima] se encuentran entre las más duras y acomodaticias de su clase. Crecerán profusamente incluso en los suelos más pobres, con tan sólo proporcionarles un pequeño estímulo nutritivo en su primer año; a partir de ahí, cuidarán de sí mismas. [...] crecen en muchas partes de Inglaterra y Escocia, por lo general en áreas saludables no muy lejos del mar.

'Stanwell Perpetual' es una hibridación espontánea encontrada antes de 1834 por Lee, pero no está claro si su nombre se refiere a Stanwell (Middlesex-Inglaterra) o a Stanwell Lodge (cerca de Edimburgo-Escocia). Tampoco está claro si apareció en el jardín de una tal Mrs Lee (señora Lee), o en un vivero propiedad de un tal señor Lee que existía en el Stanwell inglés. Está más o menos asumido que se trata de un híbrido entre R. spinossisima y R. damascena, pero mi gurú Vita Sackville-West rema a favor del mito:

Es mitad escocesa y mitad damascena, o posiblemente mitad gallica; me gusta pensar que tiene ascendencia Gallica, ya que Francia y Escocia siempre han disfrutado de una afinidad curiosa, tal y como reflejan sus maneras arquitectónicas y cierta fraseología que ha pasado de un idioma al otro.


En resumen, de esta rosa no se sabe nada con certeza, ingrediente básico para todo mito que se precie.

¿Por qué se ha mantenido vigente durante casi doscientos años?. Porque es muy fácil de cultivar, muy agradecida como arbusto y monísima (esta última pijada es de mi cosecha). La clave nos la da la misma Vita, que escribe el 19 de octubre de 1952:

Me he vuelto muy aficionada a esta rosa modesta, quien ciertamente amerita su descripción como perpetua. Se puede pasar por alto durante la gran época de abundancia de inicio del verano; pero ahora, a principios de octubre, cuando todas y cada una de las flores que surgen son preciadas, le agradezco que me ofrezca sus muy aromáticas flores rosa madreperla, que produce con paciencia y delicadeza en cumplimiento de su labor para mi deleite en un jarrón de cristal sobre mi mesa, y llenando mi habitación con una bocanada de perfume que me atrapa al abrir la puerta.


Le gusta tanto que habla de ella como si fuera una persona o una laboriosa abeja. En cambio, mi gurú Gertrude también se muestra entusiasta pero no deja de lado su pragmatismo:

Su punto débil es su hábito un tanto desordenado. Para corregirlo, está bien colocar tres plantas agrupadas-digamos que con más o menos un pie de separación-de forma que se unirán y formarán un arbusto de buena forma.

Un pie inglés equivale a 30,48 cm.


Es imposible igualar las dosis de prosa poética de mi gurú Vita, sólo puedo certificar punto por punto que la descripción que ambas hacen sobre este rosal es acertada (por eso son mis gurús), crece más o menos hasta una altura de un metro en la huerta marítima, ramas arqueadas, que se llenan de capullos de punta a punta. Aroma maravilloso a damascena.

Sus tallos aportan un añadido de color cuando son tiernos, y las hojas tienen el típico aspecto de helecho, tan característico de R. spinosissima.
"Una rosa es una rosa es una rosa". Gertrude Stein.