Cuando J.J. Abrams se puso a los mandos esta séptima entrega de Star Wars, yo fui uno de los que confíe a ciegas en él, sobre todo, porque con sus anteriores propuestas ya me había convencido. Tengo que decir, que no me ha defraudado. Estoy seguro que haber asistido a uno de los primeros pases de la cinta, nada más pasar 5 minutos de la media noche, estar rodeado de gente disfrazada de Leía, Luke, Jedis,... y fans de la saga, tuvo que sugestionarme de alguna manera, pero los disfrute de lo lindo. En casi cada escena había un aplauso nostálgico, y se me hizo verdaderamente corta. La película es un entretenimiento puro, muy por encima de las precuelas rodadas por George Lucas, y al nivel de las originales. De hecho, yo por orden la situaría detrás de los episodios IV y V.
Leo y oigo para algunos que no ha estado a la altura, que es más de lo mismo,... ¿qué se podía esperar pues? Para mi es un inicio perfecto, conecta con las nuevas y las viejas generaciones. Nos presenta de nuevo el mundo Star Wars para acompañarnos a lo largo de una década, y lo hace con fuerza, con pasión, siendo consciente que no se podía hacer casi de otra manera (reconozco que no es una película perfecta), y que en futuras entregas, veremos cosas muy diferentes a las vistas hasta ahora. Es sin duda en los siguientes capítulos, donde veremos todas las novedades que nos tiene preparadas.