Se veía venir teniendo en cuenta las audiencias tan pobres que ha cosechado la segunda temporada (un 50% menos en la premiere y 20% menos en general), pero no deja de ser una de las cancelaciones más dolorosas posibles. Boss, el impecable drama político de Gus Van Sant y Farhad Safinia que le valió un Globo de Oro al Mejor Actor a Kelsey Grammer, ha visto su andadura terminada de forma abrupta a las puertas de la tercera temporada (análisis de la segunda aquí). Como suele ser habitual, los rumores sobre una continuación en formato tv-movie no se han hecho esperar y Deadline afirma que la cadena se encuentra barajando la posibilidad junto a Lionsgate TV para cerrar definitivamente la historia del corrupto alcalde de Chicago.
Estamos posiblemente ante la injusticia televisiva del año. Tal cual.