No pudo ser el 3 de marzo pero por fin volvieron a casa Forma Antiqva este último domingo de abril para traernos a la "Primavera Barroca" su Crudo amor, un programa que presentaron en Gijón durante el Festival de Música Antigua el 15 julio de 2014 y festejando sus 15 años en el Conservatorio de La Felguera el pasado 11 de octubre de 2015 tras grabar en esta sala, donde trabajan regularmente como grupo residente, su último trabajo para el sello alemán Winter&Winter, por lo que los muros del antiguo depósito de agua aún conservaban parte de la memoria reciente de los mismos intérpretes que han dejado otra joya para nuestra historia musical.
Para empezar "Begl'occhi, oh Dio, non piú piangete" (1699) con sus seis números alternando dúos y solos y distintas combinaciones de acompañamiento instrumental: Begl'occhi, oh Dio, non piú piangete (dueto), el aria para alto Clori mia, s'il cor t'ingombra más recitativo Per te, mia vita, moro disfrutando de un continuo plegado a la expresividad del contratenor, manteniendo la estructura con una nueva aria de alto La tua troppo pietà ti fa crudele seguidas del recitativo de soprano Se la tua gelosia y el aria duetto Clori mia, deh, ferma alquanto.
Sin apenas pausa "Dimmi, dimmi, Cupido" (ca. 1688) en edición de los asturianos, que comienza con el recitativo para alto Dimmi, dimmi, Cupido, poderoso en el grave, afecto sin afectación al igual que el continuo, preparando el duetto: Son erede dei tormanti, una maravilla de empaste de las voces, líneas que se entrecruzan, contestan, contracantan, se "instrumentalizan" sin olvidar jugar con la melodía fundamentada en el acompañamiento exacto para realzar textos; el recitativo de soprano Ah, che quei piedi, oh Dio antes del último duetto Non bastava al Dio d'amore con el primoroso el trabajo instrumental donde las combinaciones de instrumentos están elegidas para jugar con las voces en registro y fraseo, además de la riqueza tímbrica que proporciona el cuarteto de cuerda junto a las agilidades vocales bien entretejidas para no perdernos los textos.
Y lo mismo cabría decir de los solos en los "intermedios", comenzando con Daniel Zapico a la tiorba que nos dejó la Toccata Terza del "Libro Terzo d'involatura di chitarrone" (Giovanni Girolamo Kapsberger) para disfrutar, reposada, llena de matices y sonido limpio.
La guitarra barroca de Pablo Zapico con la Passacaglia del libro cuarto de "Varii scherzi per la chitara spagnola" (Johann Caspar Ferdinand Fischer) hace de nexo entre cantatas recreándose en la rítmica sin olvidar lo lírico, casi un paseo entre cuadros, bocetos preparatorios del mismo trazo aunque distinta autoría.
Más extenso "Crudo Amor, morir mi sento" (ca. 1702) que da título a programa y grabación ahonda en pasión y efectos jugando con afectos bien ejecutados desde el primer aria duetto Crudo Amor, morir mi sento, el recitativo de Mena Come nel mar d'amore seguido por el arioso Egualmente mi nega deja paso y protagonismo a Boix con su recitativo La stella ch'a me splende casi operístico seguido del arioso Oh, toglimi la speme, de los momentos más emotivos del concierto, pausado, amoroso, rico en matices y templado, el clave completando con igual delicadeza las notas largas, respirando con la soprano, como el duetto, recitativo y nuevo duetto final È la speme un falso bene, Così seguendo le fallaci idee y Mai non gode quel cor, explicación sin palabras del título del programa llevado al disco.Aarón Zapico al clave deleitó con una primorosa Passachaglia de "Musikalischer Parnassus" (Francesco Corbetta), trinos claros para una mano izquierda cantante y cambio de roles para una derecha lírica, perlada, apoyada en unos graves poderosos, alcanzando la impensable continuidad de estilo y afecto entre cantatas."Sol negl'occhi" (ca. 1702) tiene cuatro números con los mismos ingredientes anteriores ordenados en duetto (Sol negl'occhi del mio bene), recitativos de soprano (Filli crudele, oh Dio!) y alto (Ma, se nel tuo bel viso) donde el virtuosismo del contratenor en las agilidades rivalizaba con el cello de Ruth Verona antes del duetto final (Chi vedesse la beltà) en un tutti matizado lleno de fuerza y empuje.
Placidissime catene (1699) fue la última cantata del concierto, también edición propia para demostrar las múltiples combinaciones posibles que dotan de colorido la previsible monotonía de autor, mantener figuras cambiando el paisaje, duetto Placidissime catene para jugar con color y calor en los tempi: Ha perduto ogni suo bene, Vivo in doglie, e moro in pene, Affani pene e guai voi non farete y Amor fa quanto sal da la prigion. Las voces como instrumentos de viento en agilidades, las cuerdas de ripieno y continuos diferenciados, asombrando los exactos finales de frase para mantener flotando el último acorde en el aire. Placidísimos momentos muy trabajados con las horas de ensayo que un disco requiere y aprovechados para el directo aún más exigente e irrepetible.