Título original: The Shining
Idioma original: Inglés
Año: 1977
Editorial: Debolsillo
Traducción: Marta I. Guastavino
Género: Novela
Valoración: Muy recomendable
Tenía una deuda pendiente con Stephen King. Crecí rodeado de sus libros; It, Cementerio de animales, Carrie, El misterio de Salem’s Lot, El pasillo de la muerte (más conocido tal vez como La milla verde, el título de su adaptación cinematográfica), Cujo, Misery… han estado presentes en casa de mis padres desde que tengo uso de razón. Puede llamar la atención, por tanto, mi confesión: el libro que me dispongo a comentar, El resplandor, ha significado mi debut como lector de King.
Jack Torrance, profesor de inglés en paro, escritor y alcohólico en rehabilitación, acepta la oferta de su amigo Al Shockley de pasar el largo invierno de las Montañas Rocosas, empleado como cuidador del Hotel Overlook, en Colorado. Lo acompañan su mujer, Wendy, y su hijo Danny, de cinco años. Allí, además de cuidar el hotel durante el cierre invernal, Jack pretende terminar la obra de teatro en la que está trabajando.
El libro de King narra el horror que se desata en el hotel durante la estancia de los Torrance. En el centro de la trama, el resplandor (o esplendor) del pequeño Danny, capacidad que permite al niño comunicarse telepáticamente, ver el pasado, anticipar el futuro y detectar presencias ocultas para el resto de los mortales.
Escrita en 1977, El resplandor fue la tercera novela de Stephen King, después de Carrie (1974) y El misterio de Salem´s Lot (1975). Su éxito fue inmediato, a diferencia de lo ocurrido con la cinta de Stanley Kubrick (1980), que tuvo una fría acogida inicial por parte de público y crítica.
Empezando por el libro, he de reconocer que ha superado mis expectativas. Tal vez su nivel literario no sea sublime, pero King cumple a la perfección con el objetivo que persigue: transmitir una historia de terror y contarla de manera eficiente. Algunos pasajes de la novela son memorables.
Advierto: quienes hayan visto la película de Kubrick, descubrirán en el libro una obra totalmente distinta. Son muchas las diferencias entre una y otro, algunas de las cuales voy a comentar a continuación.
Segunda advertencia: los comentarios que vais a leer a continuación destripan algunas partes de libro y novela. Avisados estáis.
Stanley Kubrick no creía en la vida después de la muerte. Esto suponía un problema a la hora de adaptar una novela de terror sobre un hotel repleto de fantasmas. Así pues, decidió cambiar el sentido de la obra para centrarse en la psicología de los personajes, en especial la de Jack. Esto no gustó a King, como cabría esperar. Por algo el de Maine situó el Hotel Overlook sobre un antiguo cementerio indio, al más puro estilo Amytiville…
Stephen King otorga gran importancia a la historia del hotel. Dedica un buen número de páginas a un hallazgo fortuito de Jack, gracias al que descubre los terribles sucesos acaecidos en el edificio desde su construcción: sus diversos propietarios, su relación con la mafia, algunos asesinatos que tuvieron lugar entre sus muros… Todo ello lo utiliza King para enmarcar el extraño halo de misterio que envuelve al Overlook y que en la película apenas se esboza.
Kubrick no menciona la infancia de Jack y Wendy, narrada con profusión de detalles en la novela. Apenas se hace referencia al alcoholismo de Jack o a algunos episodios ocurridos desde el nacimiento de Danny, a los que King otorga una importancia fundamental en el devenir de la historia. Hay que recordar que el de Maine tuvo muchos problemas con el alcohol y las drogas y es evidente que en el libro reflejó algunos de ellos, por lo que no debió hacerle mucha gracia que Kubrick alterara el fondo de su obra de esa manera.
Algunas de las escenas más importantes de la novela se sitúan en la zona infantil, donde unos enormes setos podados con formas animalescas cobran vida para perseguir a los protagonistas. En la película de Kubrick son sustituidos por un espectacular laberinto de setos que tiene también su importancia en el desarrollo de la cinta, sobre todo al final de la misma.
La famosa habitación 217 del libro fue convertida por Kubrick en la habitación 237. Al parecer, en el hotel donde se rodó parte de la película existía una habitación 217. Para no estigmatizar más de lo necesario el lugar decidió utilizar la 237, habitación que no existía en dicho hotel.
Las relaciones padre-hijo están muy presentes en el libro (¿algo que declarar, señor King?), mientras que en la cinta de Kubrick no se incide apenas en ellas.
Dicen que Stephen King se inspiró en La máscara de la muerte roja de Edgar Allan Poe para escribir El resplandor. En el libro se cita el cuento en varias ocasiones, mientras que en la película no hay ni rastro de él.
Otras curiosidades: Danny Lloyd, actor que encarnó al pequeño Danny Torrance, no vio el montaje completo de la película hasta cumplidos los 17 años, es decir, más de 10 años después de su rodaje; la escena en la que Jack destroza la puerta del apartamento y del baño con un hacha se tardó en rodar más de tres días y se utilizaron unas 60 puertas; la escena en la que Wendy sube las escaleras con un bate de béisbol mientras huye de Jack necesitó de 127 tomas (todo un récord en la historia del cine)…
Si me dan a elegir, me quedo con el libro. La película está muy bien, pero la historia que desarrolla Stephen King en las bien despachadas 650 páginas que forman el libro me ha enganchado desde el principio y hay escenas imprescindibles que no aparecen en la película. Leyendo a King se entiende a la perfección por qué es uno de los autores de cuyas obras se han realizado más adaptaciones cinematográficas.
Dos apuntes finales. En primer lugar, os ruego encarecidamente que veáis la película en su versión original. El doblaje al español de El resplandor es uno de los más desastrosos que he tenido el placer de sufrir.
King y Kubrick, una pareja mal avenida. Pese a que no se entendieron a la hora de trabajar juntos, nos han legado un gran libro y una gran película que pueden disfrutarse por separado, debido a sus enormes diferencias. Para qué elegir, si podemos disfrutar de ambas.
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