El joven William Stoner, que nada tiene que ver con los estudios ni con los libros, los profesores, la escritura o la literatura, que trabaja como han trabajado su madre y su padre antes que él, en el campo, con sus manos, entre la tierra y para ella, experimenta un cambio repentino e inesperado en el momento en que lo envían a estudiar Ciencias Agrícolas a la Universidad de Missouri.El estudiante de la Facultad de Ciencias Agrícolas William Stoner, que nada sabe de la teoría de la lengua inglesa pero que asiste a una clase casi por casualidad, que ignora el modo de responder a las preguntas de su profesor cuando éste le increpa a que interprete un soneto de Shakespeare, quiere saber más. William Stoner quiere entender aquello que le despierta curiosidad.Así arranca esta novela sobre la vida de William Stoner, desde el desconocimiento y retratando con hermosa precisión el despertar de ese hambre por descubrir y comprender lo que está en los libros, lo que vive escrito entre sus páginas.Según se avanza en la carrera universitaria de William, comparte uno con él los cambios propios de cada época y de todas las personas: se alimenta el alma y el cuerpo, se crece por fuera y por dentro. El protagonista acierta y se equivoca con la misma naturalidad, se rodea de gente a la que ama y se empeña en amar a quien no hay forma de enseñar a desarrollar la pasión por el otro. Sin que deje de suceder el día a día de alguien que puede tener algo que contar, o que simplemente cuenta lo que tiene, que es reflejo de lo que todos conocemos. Stoner retrata a profesores y a alumnos en el ambiente universitario de las primeras décadas del siglo XX en los Estados Unidos, pero además se mueve entre ese período convulso que fue el tránsito de la Primera a la Segunda Guerra Mundial, que agitó a la sociedad y cambió el rumbo de la historia a costa de borrar de sus mapas a miles de jóvenes confundidos y obedientes. Nos habla de muertes políticas, invasiones geográficas y también, por supuesto, de crisis financieras. Lo que es Historia pasa en la imaginación del lector de esta novela, mientras está siendo testigo de la vida y las equivocaciones, decepciones, sorpresas e insatisfacciones de su protagonista.Es tan sencillo, es tan descaradamente sencilla de admirar y de adorar esta novela que quien escribe sobre ella no puede reconocer otra cosa que el hecho de haber aprendido una (o varias) lecciones de vida con ella. Aunque se trate de una vida ficticia.
Stoner, John Williams. Trad. Antonio Díez Fernández. Tenerife: Baile del Sol. 2010
Lección de vida
El joven William Stoner, que nada tiene que ver con los estudios ni con los libros, los profesores, la escritura o la literatura, que trabaja como han trabajado su madre y su padre antes que él, en el campo, con sus manos, entre la tierra y para ella, experimenta un cambio repentino e inesperado en el momento en que lo envían a estudiar Ciencias Agrícolas a la Universidad de Missouri.El estudiante de la Facultad de Ciencias Agrícolas William Stoner, que nada sabe de la teoría de la lengua inglesa pero que asiste a una clase casi por casualidad, que ignora el modo de responder a las preguntas de su profesor cuando éste le increpa a que interprete un soneto de Shakespeare, quiere saber más. William Stoner quiere entender aquello que le despierta curiosidad.Así arranca esta novela sobre la vida de William Stoner, desde el desconocimiento y retratando con hermosa precisión el despertar de ese hambre por descubrir y comprender lo que está en los libros, lo que vive escrito entre sus páginas.Según se avanza en la carrera universitaria de William, comparte uno con él los cambios propios de cada época y de todas las personas: se alimenta el alma y el cuerpo, se crece por fuera y por dentro. El protagonista acierta y se equivoca con la misma naturalidad, se rodea de gente a la que ama y se empeña en amar a quien no hay forma de enseñar a desarrollar la pasión por el otro. Sin que deje de suceder el día a día de alguien que puede tener algo que contar, o que simplemente cuenta lo que tiene, que es reflejo de lo que todos conocemos. Stoner retrata a profesores y a alumnos en el ambiente universitario de las primeras décadas del siglo XX en los Estados Unidos, pero además se mueve entre ese período convulso que fue el tránsito de la Primera a la Segunda Guerra Mundial, que agitó a la sociedad y cambió el rumbo de la historia a costa de borrar de sus mapas a miles de jóvenes confundidos y obedientes. Nos habla de muertes políticas, invasiones geográficas y también, por supuesto, de crisis financieras. Lo que es Historia pasa en la imaginación del lector de esta novela, mientras está siendo testigo de la vida y las equivocaciones, decepciones, sorpresas e insatisfacciones de su protagonista.Es tan sencillo, es tan descaradamente sencilla de admirar y de adorar esta novela que quien escribe sobre ella no puede reconocer otra cosa que el hecho de haber aprendido una (o varias) lecciones de vida con ella. Aunque se trate de una vida ficticia.
El joven William Stoner, que nada tiene que ver con los estudios ni con los libros, los profesores, la escritura o la literatura, que trabaja como han trabajado su madre y su padre antes que él, en el campo, con sus manos, entre la tierra y para ella, experimenta un cambio repentino e inesperado en el momento en que lo envían a estudiar Ciencias Agrícolas a la Universidad de Missouri.El estudiante de la Facultad de Ciencias Agrícolas William Stoner, que nada sabe de la teoría de la lengua inglesa pero que asiste a una clase casi por casualidad, que ignora el modo de responder a las preguntas de su profesor cuando éste le increpa a que interprete un soneto de Shakespeare, quiere saber más. William Stoner quiere entender aquello que le despierta curiosidad.Así arranca esta novela sobre la vida de William Stoner, desde el desconocimiento y retratando con hermosa precisión el despertar de ese hambre por descubrir y comprender lo que está en los libros, lo que vive escrito entre sus páginas.Según se avanza en la carrera universitaria de William, comparte uno con él los cambios propios de cada época y de todas las personas: se alimenta el alma y el cuerpo, se crece por fuera y por dentro. El protagonista acierta y se equivoca con la misma naturalidad, se rodea de gente a la que ama y se empeña en amar a quien no hay forma de enseñar a desarrollar la pasión por el otro. Sin que deje de suceder el día a día de alguien que puede tener algo que contar, o que simplemente cuenta lo que tiene, que es reflejo de lo que todos conocemos. Stoner retrata a profesores y a alumnos en el ambiente universitario de las primeras décadas del siglo XX en los Estados Unidos, pero además se mueve entre ese período convulso que fue el tránsito de la Primera a la Segunda Guerra Mundial, que agitó a la sociedad y cambió el rumbo de la historia a costa de borrar de sus mapas a miles de jóvenes confundidos y obedientes. Nos habla de muertes políticas, invasiones geográficas y también, por supuesto, de crisis financieras. Lo que es Historia pasa en la imaginación del lector de esta novela, mientras está siendo testigo de la vida y las equivocaciones, decepciones, sorpresas e insatisfacciones de su protagonista.Es tan sencillo, es tan descaradamente sencilla de admirar y de adorar esta novela que quien escribe sobre ella no puede reconocer otra cosa que el hecho de haber aprendido una (o varias) lecciones de vida con ella. Aunque se trate de una vida ficticia.
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