En la crónica de El Mundo podemos leer con detalle cómo se ha abortado esta ley inicua, a favor de la gestación subrogada.
Muy bien por Luis Peral, Regina Plañiol y David Pérez. Muy bien por decir alto y claro No a la explotación de la mujer, y a la cosificación de la vida. No nos engañemos, como leía recientemente en un artículo de Aceprensa: "La subrogación puede haber estado rodeada de un aura de felicidad estilo Elton John, de preciosos recién nacidos y de nociones de familia moderna, pero detrás de esto hay una industria que compra y vende vida humana. Donde los bebés son hechos a medida para complacer los deseos de los ricos del mundo. Donde una madre es nada, y está privada incluso del derecho de ser llamada ‘mamá’, y donde el cliente lo es todo”.