Como siempre nos ocurre, es ante una gran tragedia cuando todas las alertas se activan. La crisis nuclear que se vive en Japón tras el terremoto del viernes pasado, ha puesto encima de la mesa de nuevo la polémica sobre las centrales nucleares.
Sin embargo, los dirigentes políticos occidentales, entre ellos los españoles, y por supuesto la propia Agencia Internacional de la Energía Atómica (AIEA), han salido rapidamente a intentar minimizar lo que sin duda es una de las mayores catástrofes nucleares.
El accidente de la central nuclear de Fukushima ha sido clasificado en un nivel cuatro, en una escala de siete. En 1979, el accidente de Three Mile Island, en Pensilvania fue valorado de nivel cinco y el de Chernóbil, en 1986, el más grave de la historia de la industria nuclear, representó un siete sobre siete.
Ahora, también como nos es usual, empiezan los dimes y diretes entre gobierno y oposición, oposición y gobierno. Detrás de todo ello es conveniente tener muy presente los fabulosísimos beneficios de la industria nuclear, que están en relación inversa a la seguridad de la ciudadanía. Quizás esta presión hizole a Zapatero tornar su promesa electoral.
En España hay 10 instalaciones nucleares. Hoy todos hablan de la central nuclear de Santa María de Garoña por ser similar al reactor japonés, y que tenía prevista su cierre para 2012, pero el Gobierno socialista lo ha retrasado de momento hasta finales de 2013.
Las organizaciones ecologistas, ya antes del desastre en Japón, expresaron su rechazo al viraje pronuclear del gobierno al aprobar dentro de la Ley de Economía Sostenible la posibilidad de alargamiento de las centrales nucleares hasta los 40 años. Y es que cuando la industria presiona, lo hace con toda su contundencia.
Por todo ello, tenemos que exigir al Gobierno un "plan de cierre de las centrales nucleares" y la puesta en marcha de un plan estratégico basado en una apuesta clara por las energías renovables que permitan a medio plazo prescindir de la energía nuclear que en España, en 2010, representó el 20,21% de la electricidad, según datos del Foro de la Industria Nuclear Española.
La organización ecologista Amigos de la Tierra declaraba recientemente: "Lo que ha ocurrido en Japón evidencia perfectamente que la energía nuclear no es segura y de ninguna manera está libre de riesgos. Por desgracia estamos ante otro desastre nuclear que no hace sino dar la razón a aquellas personas que defendemos que la energía nuclear no puede tener cabida. No hay garantías de seguridad y además no es necesaria"
Esta organización junto con Ecologistas en Acción, Greenpeace, WWF, entre otras, exigen se cumplan los acuerdos por los que para 2020 el 70% de la energía eléctrica debería proceder de las energías renovables y el 100% en 2030.
Que sirva este terrible accidente y este inmenso dolor que ha sufrido el pueblo japonés para que al menos los responsables de la política energética tomen en serio el desarrollo de las energías renovables.
En la Unión Europea hay 143 centrales nucleares. Los ministros de energía de la Unión han decidido hacer una prueba de estrés a todas las que se encuentran en suelo europeo.
La señora Merkel acaba de declarar que deja en suspenso la prolongación de la vida de algunas centrales nucleares alemanas. Un cambio de rumbo radical en la política energética alemana ¿Le seguirá en esto el señor Zapatero? Toda una incógnita.
Ayer, mi amigo Rafa, del blog Kabila, hablaba también sobre el tema de la energía nuclear en su entrada "Terremoto y alerta nuclear en Japón".