Ni bien llegamos nos atendieron con la mayor atención, dejándonos unos sabrosísimos panes para untar con escabeche de berenjenas y las cartas para que vayamos mirando qué pedir. A los 5 minutos exactos habían vuelto para tomar nuestro pedido.Explicaron las dudas del menú con paciencia (que aunque estaba en italiano, se entendía bastante bien), y sorpresivamente, entre los 10 y 15 minutos siguientes ya nos los sirvieron.Mi amigo se pidió Gnocchi di patate e spinaci alla bollognese (Ñoquis de papas y espinaca con salsa boloñesa), y fue una sorpresa cuando probé la masa, de una deleitable textura, composición precisa, buena temperatura y muy delicada y liviana, sin contar con la salsa, exquisitamente especiada y de una ternura sobresalientes. La frescura de la masa tiene un punto extra, pues el tiempo que les llevó traernos los platos fue suficiente para una perfecta cocción.
Yo me pedí algo más aventurero, pues quería poner a prueba las habilidades del chef o cocinero de este lugar. Mi Fetuccine al pollo, champignon e pancetta (cinta de fideos con pollo, champiñones y panceta), eran, en todo sentido, una gloria. Los colores, las texturas (varias, pues iban desde la suavidad de la pasta a la espesura de la piel deshidratada de las aceitunas negras), y la conjunción de sabor y aroma, remojadas en una salsa perfectamente especiada, superaron infinitamente mis expectativas, pues cada sabor, de un tono auténticamente meditarráneo combinado con fuertes aromas argentinos, fueron un deleite para mi paladar, que acostumbrado a comida simplemente pasable en estos ambientes, tuvieron una inesperada irrupción de sabor y más sabor.
Quisiera dar especial énfasis, una vez más, a la selección de los condimentos y especias, que fueron los que hicieron que una elección gastada, común incluso, de comida italiana, se convirtieran en una grandiosa previa para una película también muy buena.
Antes de entrar a ver la película se nos ocurrió entrar al Cúspide Libros del mismo Shopping, y encontramos este lindo ejemplar de Juegos de Tronos, que resultó ser una especie de guía para tontos y/o principiantes. Algo no muy acorde con la experiencia culinaria, pero que parecía seguir esa línea de descubrimientos exóticos y bellos en una tarde fría de sábado.