Pasados los años en la Universidad ya pesaba 95 kilos y después de dar a luz a su hija alcanzaría los 118 kilos.
En esa época no le importaba su aspecto físico pues luchaba contra la depresión postparto, no podía dormir y no tenía ningún deseo de funcionar en absoluto. Pero tenía una recién nacida por quién luchar.
Betsy Ayala cuenta que la comida era lo que anestesiaba su ansiedad, su frustracion constante por las burlas que recibía y todo era un circulo vicioso pero se pondría peor por que descubriría que su esposo le era infiel.
“Lo descubrí a través de unos mensajes que leí en su Facebook, donde me llamaban ‘vaca’… Mi mundo entero se vino abajo. Él siempre me decía que me veía bien o trataba de hacerme comer comida chatarra todo el tiempo… Estaba tan devastada cuando leí esos mensajes… Era casi como si me hubiera permitido o quería que me quedara así”.
Ayala luego del golpe que recibió, sintió que tocó fondo y fue allí cuando todo empezó a cambiar.Es en esos momentos donde parece que nos han dejado en la lona que no queda otra que levantarse o levantarse que sale de apoco lo mejor de uno.Betsy Ayala no se dejaría derrotar por lo que le hacían a sus espaldas, canalizó su dolor y decidió hacer un cambio radical en su vida; tomó clases de zumba junto a su hermana, comenzó a correr y levantar pesas, su hermano le sugirió comer mejor e inició una dieta alta en proteínas. Gracias a su esfuerzo, logró bajar 46 kilos y hoy luce totalmente diferente.
“Soy una persona completamente diferente, tanto por dentro como por fuera. Soy más feliz, más segura y más positiva. Sé que soy capaz de mucho y estoy muy contenta de ser un buen ejemplo para mi hija”.
Después de hacer un cambio radical y verse como la ven, dejó a su marido.