A las seis le esperaba en el parque. Llegaba con su coche, me abría la puerta y yo le miraba a los ojos. Después íbamos a su apartamento y él me acariciaba, me besaba. Siempre se me ocurría alguna excusa para mi madre: hoy ceno en casa de Alicia, he quedado con Sara... Me regalaba vestidos, sombreros, zapatos, pero siempre me sobraba un poco de aquí o allá y eso nos hacía reír. Le gustaba deshacer mi trenza y enredar sus dedos en mi pelo. Le gustaba sentir cerca a su niña. De vez en cuando, conseguía engañar a mi madre y pasaba la noche con él. A la mañana siguiente, cuando me despertaba, solía abrazarme con fuerza, como si al hacerlo evitase que algo o alguien le robase a su niña. Le gustaba sentarme en su regazo y acariciarme el cabello. Me decía cosas bonitas mientras me hacía el amor, y yo sentía algo especial en sus brazos. Ahora él tiene cuarenta y ocho y en mayo cumplirá cuarenta y nueve, yo tengo veinte y aún no sé si esto es amor, pero yo me pierdo en sus ojos... Texto: +Ana Vega
A las seis le esperaba en el parque. Llegaba con su coche, me abría la puerta y yo le miraba a los ojos. Después íbamos a su apartamento y él me acariciaba, me besaba. Siempre se me ocurría alguna excusa para mi madre: hoy ceno en casa de Alicia, he quedado con Sara... Me regalaba vestidos, sombreros, zapatos, pero siempre me sobraba un poco de aquí o allá y eso nos hacía reír. Le gustaba deshacer mi trenza y enredar sus dedos en mi pelo. Le gustaba sentir cerca a su niña. De vez en cuando, conseguía engañar a mi madre y pasaba la noche con él. A la mañana siguiente, cuando me despertaba, solía abrazarme con fuerza, como si al hacerlo evitase que algo o alguien le robase a su niña. Le gustaba sentarme en su regazo y acariciarme el cabello. Me decía cosas bonitas mientras me hacía el amor, y yo sentía algo especial en sus brazos. Ahora él tiene cuarenta y ocho y en mayo cumplirá cuarenta y nueve, yo tengo veinte y aún no sé si esto es amor, pero yo me pierdo en sus ojos... Texto: +Ana Vega