Su ángel es el agua, un agua limpia de donde se nutre flora y fauna.
Un agua fresca, que se adapta a su cauce según este cambie con el devenir.
Su maldad es viento, un viento inesperado, rencoroso y cambiante.
Un viento huracanado, que arrasa a su paso y se lleva todo con él.
Cuando el agua no es fiel a su cauce, es llevada por el viento.
Juntos son un ciclón. Una fuerza devastadora que deja el agua turbia y lejos de su hogar.
¿Qué destino sino la resignación a los caprichos de este poderoso viento sin veleta tiene este agua?
Su cauce es su oportunidad de salvación.
Crear un sedimento en las orillas que el viento no pueda llevarse.
Sus ojos ya están rojos, pues no queda lágrima que el viento no haya secado.
Su piel está seca, pues queda poca agua en su cauce.
La tierra le llama para que excave en sus entrañas un manantial de donde llenar su reserva.
Pues para todo hay solución, si entre los escombros de la destrucciónvaloramos los brotes de vida.