Su propia vida

Por Inmacardona
Siempre digo que pretendo acompañar a Miguel es su vida y con esta frase, a lo que me refiero es que quiero que Miguel tenga SU PROPIA VIDA. No quiero ser yo quien tome todas las decisiones, ni que lo hagan su padre o sus hermanos, quiero que él tenga la oportunidad de decidir.
Y para eso lo mejor es empezar a escuchar sus propias decisiones, que a veces no las transmite con palabras, si no con gestos, con actitudes, con sonrisas... y hay que aprender a escuchar su opinión.
En ocasiones, si estamos atentos nos podemos llegar a sorprender. Nosotros tenemos una gran seguridad  sobre algunas cuestiones, y a veces nos cuesta pararnos a escuchar, pero si creemos en el derecho a la autodeterminación, si creemos en el derecho a que tenga su propia vida, si creemos en nuestros hijos, hermanos, amigos... debemos aprender a pararnos y ESCUCHAR.
A veces son pequeñas decisiones, como cuando os conté lo que nos pasó con el menú de Mc Donalds, yo siempre le pedía petit de postre porque le encanta y el día del menú dijo claramente que quería piña, estaba hasta el gorro del petit y yo no me había parado a pensarlo, porque como le gusta... Pero si nos ponemos en nuestra propia piel, sabemos que hay cosas que nos gustan pero que a veces no nos apetecen, así que os animo a no dar por sentado todo y a plantearos alternativas siempre.
Lo mismo ocurre con decisiones más importantes, sobre todo ahora que Miguel va creciendo y tiene mayores oportunidades de decidir. Por ejemplo lo que respecta a amigos, hasta ahora  Miguel se ha relacionado más con niños sin diversidad, con sus primos, con sus compañeros de ordinaria, con los hijos e hijas de mis amigas, con amigos de sus hermanos... y Miguel los saludaba y estaba con ellos, aunque nunca ha demostrado interés por estar con ellos o por relacionarse. Sólo cuando era más pequeño decía "con Edu y Alvaro sí", pero porque quedar con ellos suponía ir a sitios chulos, a McDonalds, de excursión al monte, a la playa... porque realmente cuando luego los veía, no demostraba alegría, ni se relacionaba con ellos, más bien eran los amigos los que se acercaban a saludarlo o a decirle alguna cosa.
Ahora que Miguel va creciendo y teniendo más experiencia para decidir y saber lo que quiere, elige a sus amigos, y siempre elige a chicos con diversidad. Creo que es porque en general usan menos el lenguaje, con lo que se comprenden mucho mejor, tienen intereses más similares, el respeto por el otro es impresionante, entre ellos no se juzgan. Yo valoro y respeto mucho sus elecciones y más las de los amigos que jamás pueden ser impuestos. Me gusta mucho que él elija y que me pida ir con Carlos a tal sitio o que me hable de sus compañeros de la CyL.
Sigo pensando que la respuesta a las necesidades educativas de Miguel está en el entorno ordinario, pero no me olvido de que su felicidad está por encima de entornos ordinarios, de entornos específicos, de aulas, de centros, etc.
Recuerdo hace ya muchos años, una conversación con Ángeles Sierra, en la que defendía a una amiga suya con diversidad intelectual porque quería ir a una discoteca que la cerraban sólo para chicos y chicas con diversidad. Yo le discutía y le decía pero si estamos peleando por la inclusión, cómo vamos a pedir que cierren la discoteca y no dejen entrar a chicos sin diversidad?. Y ella me explicaba y me decía que su amiga estaba harta de sentirse observada y quería disfrutar de su ocio sin presiones y que realmente donde se encontraba a gusto era entre chicos y chicas como ella. Aquello me dio que pensar, más viniendo de una activista como Ángeles, sobre todo pensaba en la importancia de la decisión de cada persona, la autodeterminación. Quién soy yo para imponerle lo contrario, si esa es su elección? Así que hoy nuevamente me siento muy orgullosa de Miguel y de que escoja a sus propios amigos y me alegro de no vetarle ningún entorno porque eso le ha dado mayores oportunidades de aprendizaje y de experiencias vitales.