Después de la bajada fuimos para Antigua, una ciudad pequeñita llena de templos derruidos por el terremoto que obligó a cambiar la capital del país de ubicación. Lleno de gringos, se escuchaba más inglés que español, la impresión nocturna no fue nada buena, pero toda la mañana del domingo paseando por allí ha sido preciosa, es un lugar encantador, un gustazo pasear por sus calles y disfrutar de los colores de sus casas y el empedrado de sus calles.
y de regalo, una foto del cuadro cubista de cuba...