Todo esto viene porque la semana pasada les pregunté a los alumnos del curso de introducción al Coaching que imparto en la UNED, qué fue lo más destacado para ellos de todo lo aprendido en estos meses de trabajo. La respuesta más repetida fue, la de aprender a escuchar a la otra personas sin caer en juicios y ruidos internos.
Cuando una persona escucha de verdad a otra, rápidamente se crea un ambiente agradable y confortable para soltar todo lo que necesita ésa conversación, con lo cual si hay confianza, habrá más profundidad en los temas.
Pero habitualmente la mayoría de las personas caen a lo que en el Coaching Co-Activo llamamos el nivel I. El cual consiste en oír (no escuchar) a la otra persona, y esto significa estar pensando que responderle, confrontar, contarle algo propio, perder el hilo de la conversación o bien convencerle de que debe hacer lo que piensas.
En este nivel el juicio de valor sobre lo que cuenta la otra persona es el factor principal, en este nivel se juzga permanentemente y no se escucha en absoluto a la otra parte, ni lo que dice ni todo su lenguaje implícito. Además de esto se esta constantemente haciendo interpretaciones y buscando ciertas respuestas, soluciones para todo lo que cuenta, teniendo en cuenta que la mayoría de las veces no nos piden una opinión o que aportemos soluciones.
Otro factor que aparece en este nivel es buscar adelantarse a lo que esta contando, de ese modo se logra que termine antes y nuestro ego se sentirá feliz si acertamos porque eso pareciera que sabemos de todo y somos una especie de gurú de la vida.
No obstante el peor aspecto que tiene esto de oír a una persona en vez de escucharla, es ir haciendo conclusiones por adelantado, así llegado el momento se las sueltas para que el otro nos de la razón y si no es así, se sigue insistiendo hasta lograrlo, aunque sea a medias…….
Ante esto que cuento si te pones a pensar, ¿cuántas veces en una conversación buscas tener la razón o bien otras personas hacen eso contigo?… Seguramente estarás pensando que muchas, es lógico porque es algo en lo que caemos todos.
Lo de querer tener razón o buscar que algunos nos la den, es un enorme síntoma de inseguridad y debilidad.
Una persona que tiene claridad en sus pensamientos, en lo que siente, conoce sus valores y tiene definido hacia donde caminar en la vida, no necesita que le den la razón, todo lo contrario, busca inspirar a las personas con sus actos pero tiene la suficiente humildad y autocrítica de cambiar algo cuando siente que no va bien.
Cuando las personas están oyendo a otras (no escuchando) su estado interno es el de pensar qué decir, juzgar, interpretar, adelantarse y dar una opinión si o si por más que no se la pidan, y una vez emitida, buscará tener la razón sea como sea, con lo cual la otra persona no se sentirá escuchada y esto provocará un rechazo en todo lo que le digan.
Escuchar es uno de los aspectos básicos de la comunicación y si lo haces desde un lugar en donde tu ego esté al margen, podrás descubrir un mundo de posibilidades muy amplios, porque cuando uno esta centrado en el otro, aparece nuestra curiosidad y esto puede llevarnos a grandes ideas.
Oír es muy sencillo en cambio escuchar es una tarea que se necesita ejercitar y sobretodo gestionar al ego y a las propias creencias limitantes.