Subjetividad andante, galopante. No es desde el respeto e idolatría de las instituciones que se logra crear. La creatividad es el acto más subjetivo que puede ofrendar el hombre. ¿Devoción y humillación se unen en la tangente? Hay períodos para comprender cada cosa. Por momentos se puede pensar una y luego cambiar porque algo nos demostró lo contrario. De hecho, lo que sostenemos con firmeza en oposición a algo es porque eso nos espeja, nos devuelve una situación que nos sigue generando conflicto. Sino pasaría de largo. La creatividad hace o pone el foco en la posibilidad de variar perspectivas, desrigidizar los hechos y que pueda devenir lo que es necesario. Porque siempre el crear desobstruye. El censor, el represor, son los personajes que nos vedan el acto de la creación. Porque ponen límite a la libertad de acción de la subjetividad reinante que se abre paso con cada cuestión que formula. Afirmaciones, porque en la duda no hay creatividad que valga. Operan los mecanismos de castración y se cercena la oportunidad. ¿Pienso que me equivoqué al escribir algo con ce o ese, o sigo y dejo que fluya lo que quiera expresarse? Tiempo para corregir siempre hay. Lo central es expresarlo, que quede plasmado el proceso creativo, que la maquinaria aceite esos engranajes que si no se usan se oxidan. Crear es estar vivo, es relajar intenciones y darle curso al evento. Aquí y ahora. Sin más. ¿Te oprimieron? ¿Te hicieron ser sumiso? Sacá de ahí la causa de liberación. De los peores momentos surge el acto natural de sacar en forma creativa a relucir algo. Es repetirlo incesantemente, caóticamente, sin principio ni fin, apenas un recorte. Y siguiente.