Thomas Vinterber, cofundador con Lars von Trier del grupo Dogma 95 y director de Celebración, en Submarino parece haber olvidado las rigideces formales de sus postulados iniciales. En Submarino cuenta la historia de dos hermanos cuyas vidas están marcadas por los estragos de una infancia al lado de una madre alcohólica. En un determinismo digno de Emilio Zola, el director rastrea el camino de autodestrucción de los dos hermanos en la edad adulta. En la primera parte Jakob Cedergen interpreta, valiéndose en gran medida de un físico contundente y arrollador, al hermano mayor que acaba de salir de la cárcel y vive en un centro social de acogida. Intenta ayudar a su hermano pequeño, que acaba haciéndose camello. La segunda parte, centrada en el hermano drogadicto y camello, resulta lenta y reiterativa. El director consigue mostrarnos el lado oscuro de las sociedades opulentas, aunque bajo la atenta mirada de las asistentes sociales. Al final el director no se atreve a llegar hasta el final en su particular revisitación de Zola y se opta por abrir una vía a la posibilidad de redención del hermano mayor que podrá ejercer la protección de su sobrino y quién sabe si evitar así el ciclo del mal familiar.