Inicialmente la base teórica que apoya las hipotecas, es la garantía del patrimonio inmovilizado de las viviendas. Posteriormente las mortgage se convierten en materia prima para obtener jugosos beneficios a partir de los derivados, apoyándose en las necesidades de consumo de los pobres, que eran los integrantes NINJA de las hipotecas basura, sin ingresos, sin trabajo, sin activos. Los prestadores necesitan mover el negocio para aumentar las comisiones, su fuente de beneficios, por lo que venden hipotecas a grandes bancos que se las demandan para pasarlas a sus departamentos de bonos, allí titulizan el producto y lo venden al público en el mercado de bonos. La rentabilidad del bonista dependía de la calidad crediticia que soportaban los préstamos en los que estaba basado el bono, y que repercutía en la calificación de las agencias de rating, a mayor (A), menor renta, si quería alta rentabilidad compraba títulos de menor calidad (B), con mayor posibilidad de impagos. La calidad crediticia personal la tiene asignada cada individuo por su historia de consumidor y determina la facilidad y condiciones de concesión de crédito, incluido el tipo de interés que pagará –similar en España el tratamiento de mejor cliente- . La primera oleada de desastres se produjo con la crisis rusa del 98, que provocó la quiebra del gigante LTCM que arrastró miles de empresas e individuos y destrozó aquella primera etapa de hipotecas basura de los 90.
Subprime. Hipotecas basura. Bonos, securitización.
Publicado el 19 junio 2013 por Manuhermon @manuhermonInicialmente la base teórica que apoya las hipotecas, es la garantía del patrimonio inmovilizado de las viviendas. Posteriormente las mortgage se convierten en materia prima para obtener jugosos beneficios a partir de los derivados, apoyándose en las necesidades de consumo de los pobres, que eran los integrantes NINJA de las hipotecas basura, sin ingresos, sin trabajo, sin activos. Los prestadores necesitan mover el negocio para aumentar las comisiones, su fuente de beneficios, por lo que venden hipotecas a grandes bancos que se las demandan para pasarlas a sus departamentos de bonos, allí titulizan el producto y lo venden al público en el mercado de bonos. La rentabilidad del bonista dependía de la calidad crediticia que soportaban los préstamos en los que estaba basado el bono, y que repercutía en la calificación de las agencias de rating, a mayor (A), menor renta, si quería alta rentabilidad compraba títulos de menor calidad (B), con mayor posibilidad de impagos. La calidad crediticia personal la tiene asignada cada individuo por su historia de consumidor y determina la facilidad y condiciones de concesión de crédito, incluido el tipo de interés que pagará –similar en España el tratamiento de mejor cliente- . La primera oleada de desastres se produjo con la crisis rusa del 98, que provocó la quiebra del gigante LTCM que arrastró miles de empresas e individuos y destrozó aquella primera etapa de hipotecas basura de los 90.