Y claro, cuando un sector o colectivo es subvencionado para subsistir, se acostumbra a las ayudas públicas, a que el resto de la sociedad financie su actividad y a vivir del presupuesto público. Y resulta que en España el sector del cine se ha acostumbrado a las subvenciones, es decir, muchos productores para invertir en una película cuentan con la subvención de turno, la que les garantice unos ingresos para cubrir gastos y obtener algún beneficio. Y claro, ante esas “facilidades”, ¿quién se puede resistir?, resistirse casi ninguno y algunos han ido más allá, aplicando la picaresca para aumentar la ayuda del presupuesto público. Y se han dedicado a mentir en el número de espectadores para recibir más subvenciones, de hecho hace unos días se publicaba que en una sesión de una película, concretamente “Los muertos no se tocan, nene”, se informó al Ministerio de Cultura que habían asistido 62 personas, cuando la sesión fue suspendida por falta de espectadores. Un fraude del que ya están conociendo los juzgados y que espero sirva de ejemplo para acabar con tantas y tantas subvenciones que al final no sirven para nada, bueno sí, para llenar el bolsillo de algunos. Y es que al final estas cosas son las que pasan con las subvenciones, ¡cómo el dinero público no es de nadie!
Y claro, cuando un sector o colectivo es subvencionado para subsistir, se acostumbra a las ayudas públicas, a que el resto de la sociedad financie su actividad y a vivir del presupuesto público. Y resulta que en España el sector del cine se ha acostumbrado a las subvenciones, es decir, muchos productores para invertir en una película cuentan con la subvención de turno, la que les garantice unos ingresos para cubrir gastos y obtener algún beneficio. Y claro, ante esas “facilidades”, ¿quién se puede resistir?, resistirse casi ninguno y algunos han ido más allá, aplicando la picaresca para aumentar la ayuda del presupuesto público. Y se han dedicado a mentir en el número de espectadores para recibir más subvenciones, de hecho hace unos días se publicaba que en una sesión de una película, concretamente “Los muertos no se tocan, nene”, se informó al Ministerio de Cultura que habían asistido 62 personas, cuando la sesión fue suspendida por falta de espectadores. Un fraude del que ya están conociendo los juzgados y que espero sirva de ejemplo para acabar con tantas y tantas subvenciones que al final no sirven para nada, bueno sí, para llenar el bolsillo de algunos. Y es que al final estas cosas son las que pasan con las subvenciones, ¡cómo el dinero público no es de nadie!