Sucker Punch: Excesos y faltas

Publicado el 06 abril 2011 por Mike_lee
Debido a los malévolos planes de su padrastro, Baby Doll es encerrada en una institución psiquiátrica para jóvenes desequilibradas mentalmente en la que se esconde más de lo que parece a simple vista. Allí, entablará amistad con un grupo de auténticas guerreras y juntas se sumergirán en una serie de mundos imaginarios que las ayudarán a escapar del tenebroso manicomio.
Tras sus comienzos en el mundo de la publicidad, el realizador estadounidense Zack Snyder dio el salto al cine con el remake de la cinta de George A. Romero Amanecer de los muertos, una de las películas más entretenidas dentro del actual resurgimiento del subgénero zombi. El éxito le llegaría en forma de la adaptación del cómic de Frank Miller 300, que catapultó a la fama a Gerard Butler y al propio Snyder y  permitió al director desarrollar su estilo, caracterizado por numerosas escenas violentas a cámara lenta junto a un marcado uso de las imágenes generadas por ordenador y que ya ha creado escuela (véase la serie Spartacus). Después vino la arriesgada Watchmen, digna adaptación del icónico cómic de Alan Moore y Dave Gibbons cuyo notable éxito propició que los estudios Warner confiaran plenamente en él para sus próximos proyectos: la cinta de animación Ga'Hoole, la futura nueva versión de Superman apadrinada por los responsables del renacimiento de Batman y el despropósito que hoy nos ocupa, Sucker Punch.

Sucker Punch no nos cuenta prácticamente nada. Más que ante una película, estamos ante un cúmulo de influencias que Snyder mezclado al tener total libertad como guionista, director y productor  (es el segundo largometraje de su recién fundada compañía Cruel and Unusual Films). Mientras que la trama se desdibuja hasta casi brillar por su ausencia y los diálogos resultan penosos, encontramos una sucesión de secuencias con referencias al anime japonés, el mundo de los videojuegos (zombis con tecnología steampunk incluidos),  películas como El Señor de los Anillos, Shutter Island, Alguien voló sobre el nido del cuco y hasta Watchmen, todo ello protagonizado por un grupo de mujeres sacadas de Moulin Rouge y con un acabado hueco, lejos de "gamberradas" que entretenían y funcionaban como películas como las recientes Kick-Ass o Scott Pilgrim vs. the World.

Una vez más, Zack Snyder emplea las técnicas que caracterizaron sus anteriores películas, sólo que ahora abusa de ellas en detrimento de la narrativa del filme, con un uso exagerado del tiempo bala y escenas a cámara lenta que se recrean en detalles sin venir a cuento (de hecho, su estilo a la hora de dirigir podría resumirse en este reciente videoclip). Por si esto no fuera suficiente, la imagen de Sucker Punch se ve enturbiada por los excesivos efectos especiales, los cuales sirven hasta para trucar los movimientos de cámara y cuyo acabado no es de los más pulidos hasta la fecha (incluyendo fallos de raccord). A este rocambolesco apartado visual le acompaña la estridente banda sonora de Tyler Bates, de la que sólo se salvan las versiones de conocidas canciones como Sweet Dreams, Where is my mind? o Love is the Drug.

Con semejante material, el reparto no tiene mucho espacio para lucirse. La prometedora Emily Browning se limita a mantener la misma cara de circunstancias toda la película, acompañada en los distintos niveles del videojuego en que se convierte la trama por Abbie Cornish, Jenna Malone, Vanessa Hudgens y Jamie Chung, siempre bajo la atenta mirada de una Carla Gugino fuera de lugar y un sobreactuado Óscar Isaac. Ni siquiera los cameos del veterano Scott Glenn y Jon Hamm consiguen elevar el nivel.

Aunque llegue a entretener en escasos momentos, Sucker Punch resulta una propuesta absurda y desmedida en la que el director se pierde entre la inmensidad de guiños, referencias y efectos especiales con que rellena cada plano.