El sábado, 10:55 de la mañana, me instalé frente a mi televisor más grande. Estaba solo en casa. Un Humeante té de durazno aromatizaba el ambiente. Mi perra, fiel custodia y acompañante, estirada a mis pies, me acompañaba. Estaba tranquilo, raramente tranquilo.
El sonido torturante de las vuvuzelas irritaba mi insólita paz. El pollo y Niembro creaban expectativa. De pronto los equipos listos para salir. A la cancha, todos formados y, de pronto, los acordes del Himno Nacional Argentino. En ese momento me quebré en la más genuina de las emociones. Se me empañaron los anteojos y en la nebulosa recorrí mis mundiales, los de la gloria y los de las frustraciones. Temores e ilusiones me invadieron el alma. Pero en mi interior estaba el fuego sagrado de mi gran Argentina, otra vez protagonista principal del mayor acontecimiento futbolístico mundial.
Messi me sacó el primer grito, casi al empezar. El gol tempranero ya lastimó mis cuerdas vocales. Prometí no gritar más, pues mi trabajo es hablar. Soy locutor. En el entretiempo puse un pollito al horno y corté la ensalada. Mis chicas vendrían a almorzar. Calladito, solo y tranquilo vi todo el partido. No sufrí, estuve tranquilo. Me gustó el equipo en general. Romero, Masche, Messi e Higuaín me parecieron los mejores.
Ya estamos en marcha con un partido adentro. Esto es paso a paso. Ser hincha de la selección no es decir que sos campeón antes de tiempo, es vivir con intensidad un evento esperado y trascendente. Sin prejuicios, dejar volar los sentimientos.
Yo estoy catalogado en esta página como un dogmático hincha de la selección. O un sentimental. Más de uno creerá que soy un pelotudo. Bah, no hablo de todos. Lo digo por los que me tiran en contra en las motivaciones. Esos que se hacen los elevados, superados. A esos les digo que, como soy seguro, no tengo problema en decir lo que pienso. También les cuento que soy reflexivo y no creo que el equipo haya rendido al 100%. Podría hacer muchas críticas. No las hago porque en este sitio hay gente que se encarga de eso. Lo mío tiene que ver con lo vivencial, lo simple muchachos, lo simple…
Espero el jueves con tranquilidad y esperanza. Y estaré ahí, en primera fila. Solo o acompañado, dispuesto a disfrutarlo. Que fluyan las emociones hasta donde quieran. Sin culpa y orgulloso de ser argentino.
Cierro con una sugerencia para aquellos que van en contra: Levanten las compuertas que frenan vuestras legítimas emociones. Cualquier dique, cuando se lo exige demasiado, colapsa. Pudiendo gozar, ¿para que sufren? ¿O ser cabeza dura es una virtud?.
Es un honor ser hincha de la Selección Argentina.