Holanda 3 - Uruguay 2
Holanda estira su racha ganadora hasta la final y desplega un gran fútbol de la mano de los dos exiliados del Madrid. Uruguay deja la vida en la cancha y logra el reconocimiento del mundo.
Se enfrentaron dos grandes equipos. Uno, por su innegable calidad futbolística. Otro, por sus cojones de platino. E hicieron un partidazo. De los mejores que vi en mis 18 años de vida. El espectador promedio se iba con una sensación ambigua: Contento, porque un equipo al que le sobra solidez y efectividad, llega a la final, para tomarse revancha de sus generaciones anteriores. Triste, porque un equipo que dejó hasta lo que no tuvieron no pudo llegar a la instancia decisiva. Pero lo importante fue que fue un partido lleno de emociones. Para el que no se dio cuenta, estamos hablando de Holanda y de Uruguay.
Los que avisaron primero fueron los naranjas, con un tiro desviado de Dirk Kuyt (¿cómo se pronuncia? ¿”Caut”, “Cait” o “Cuit”?), tras cazar el rebote de Muslera. En el minuto 18, Giovanni Van Bronckhorst clavó un bombazo de otro partido, inatajable para el arquero yorugua. El partido después fue muy trabado, hubo pocas chances claras de gol. Pero Diego Forlán se salió del libreto y, estando solo contra el mundo, disparó un zurdazo afuera del área, que dejó sin respuestas a Stekelemburg. Empate uno a uno.
A partir de allí todo fue celeste. Tuvieron una chance manifiesta de gol con el tiro libre de “Cachavacha” que “adivinó” el arquero de Ajax (estaba prácticamente tapado por la barrera). Sin embargo, los charruas tuvieron 5 minutos fatales: después de que Robben, por ser demasiado zurdo, fallase con la de palo un gol con el arco casi vencido, en el minuto 70, Sneijder tira un derechazo que va al arco. Ese tiro se desvía en un defensor uruguayo, y hace cosquillas a Robin Van Persie, en posición levemente adelantada. El disparo fue gol. Pero el golpe que dejó groggy fue el gran cabezazo de Robben, tras centro de Kuyt, tres minutos después del polémico gol de Sneijder. Parecía todo liquidado. Incluso Robben pudo definir la historia en un mano a mano con Muslera. Pero, en su afán de picarla, el jugador del Bayern Munich se la regala al arquero. Pero siempre hay un pero, y en el minuto 91, Uruguay sacó de la galera una jugada preparada: cuando todos esperaban el centro en un tiro libre, metieron el pase a Maxi Pereira y puso el 3 a 2. Los uruguayos esperaron el milagro, hasta que el árbitro uzbeco (¿último partido que dirigió, considerando los errores que cometieron sus linemen?) pitó el final.
Felicitaciones Holanda. Más allá de las zozobras merecen llegar a la final. Y no solo por el juego y la efectividad (ganaron los últimos 24 partidos), sino también porque quiero que se venguen del equipo del ’74, que realmente se merecía llevar el trofeo.
Felicitaciones Uruguay. Más allá de la derrota, fueron perfectos. En otras palabras, dejaron todo. No hubo nada más que hayan podido hacer. Deben irse realmente contentos. Todos los daban por eliminados en primera ronda. Pero no les importó, y llegaron a donde llegaron. Se merecen mi respeto.
Felicitaciones a ambos. Más allá de que no fue tan de ida y vuelta, me (o nos) dieron un encuentro que quedará en mi retina.
Amigos de TM, nos vemos cuando absolutamente todo regrese a la normalidad.