Buscamos un taxi para ir al aeropuerto y ni siquiera en el centro comercial lo encontramos, todo el mundo va con su coche. Al final el vigilante de la garita nos ayuda y llama a uno que nos lleva al aeropuerto. Cogemos el coche reservado, por supuesto con el volante a la derecha para circular por la izquierda. Respiramos fuerte y hala, allá vamos!. Al poco de salir nos equivocamos y nos metemos en dirección contraria, Socorro! Empezamos bien! Reacción rápida, giramos completamente el coche ante la sonrisa compresiva de los coches que vienen y nos vamos hacia no sabemos donde. Por suerte Luis tenia estudiada la ruta y no tenemos dificultad para coger la M12 que nos lleva a la N2.
Parque Nacional Addo Elephant
Pasado el sustillo inicial no parece muy complicado. Nos dirigimos al PN Addo Elephant, a unos 50 km de Port Elisabeth claramente indicado a lo largo de toda la ruta. A poco de dejar el desvío de la N2 pasamos por una zona de chabolas y casas muy deterioradas que parecen los suburbios de la ciudad, habitada en exclusividad por gente de color. A ambos lados de la carretera numerosas personas de todas las edades hacen auto stop. No entendemos a que responde y nos impresiona. La situación se va repitiendo a lo largo de los días y nos damos cuenta del grave problema de transporte que tienen las poblaciones desfavorecidas que en Sudáfrica suelen ser, casi en exclusividad, gente de color.Alcelafo
Facocero
Pagamos 200 Ram (+/- 14 €), nos entregan un plano y entramos con el coche en el Parque Addo. Es agradable llevar tu propio ritmo y pararse a observar a los animales: elefantes marrones (en Etosha y Chobe eran grises), kudus, impales... Paramos en uno de los miradores para observar la charca y vemos los restos todavía sangrientos de un ímpala que indica que hay algún depredador no muy lejos. En eso nos percatamos de un cartel que dice “ Cuidado, puede haber leones sueltos”. Socorro que imprudencia, rápidamente nos metemos en el coche y ya no salimos en el resto del día.
Port Elisabeth. Biblioteca
Al atardecer volvemos a Port Elisabeth después de perdernos varias veces y dar mil vueltas. En Summerstrand, el barrio del paseo marítimo, la gente se concentra en el Centro Comercial de Boardwalkdonde cenamos una hamburguesa (muy buena) en el enorme restaurante de clientela variopinta de la cadena Spur. Entramos en uno de los bares del paseo, ruidoso, muy ruidoso con televisiones que retransmiten los partidos de Rugby y clientela en su mayoría joven, blanca y rubia que comenta a voz en grito las jugadas, para que luego digan que los españoles gritamos, pues que vengan aquí y verán, en una competición nos ganan los sudafricanos por goleada.Port Elisabeth, en la calle Jetty
Port Elisabeth
Por la mañana, antes de abandonar Port Elisabeth nos acercamos al centro para ver los edificios emblemáticos de la plaza Market y la calle Jetty: el ayuntamiento, el edificio de correos, la biblioteca con la estatua de mármol de la Reina Victoria a su entrada, alguna iglesia... todos ellos de finales del s XIX, el resto es un caos arquitectónico con una mezcla de estilos y edificios bastante sucios y deteriorados. Poco a poco nos vamos dando cuenta de que en este país las razas no se juntan y mientras los blancos viven en las zonas residenciales de las afueras, en el centro predominan las personas de color.En el parque Donkin
Subimos al parque Donkin (en memoria de Elizabeth, la mujer de Sir Rufane Donkin) en una colina con un faro, una pirámide y originales mosaicos de colorines.Seguimos viaje. Cogemos sin dificultad la N2 y paramos en Jeffrey Bay un precioso pueblo turístico, con buenas olas para los sulferos, y casitas blancas en los acantilados frente al mar. Hemos planificado el viaje para no hacer muchos kilómetros al día y poder disfrutar tranquilamente de los lugares que visitamos. Llegamos pronto a Storm Village donde nos quedamos a dormir, dejamos las bolsas en el hotel Storm Village GH (50 €) y nos vamos a recorrer el sencillo sendero amarillo, “forest indigenius” del bosque espeso y húmedo que rodea el pueblo. Cuando volvemos al pueblo casi es de noche.