Merece la pena, pues, sudar en las callejuelas de Magacela y subir a visitar su castillo, donde las sombras de piedras milenarias y el aire fresco de las alturas refrescan y recompensan el gratificante esfuerzo de conocer lugares pintorescos y realmente hermosos. Junto al de Medellín o Trujillo, por citar algunos, estos esqueletos de castillos que resisten el paso del tiempo, de los que Extremadura dispone un rico Patrimonio, revelan la historia de conquistas y culturas que conforman eso que llamamos España.
Merece la pena, pues, sudar en las callejuelas de Magacela y subir a visitar su castillo, donde las sombras de piedras milenarias y el aire fresco de las alturas refrescan y recompensan el gratificante esfuerzo de conocer lugares pintorescos y realmente hermosos. Junto al de Medellín o Trujillo, por citar algunos, estos esqueletos de castillos que resisten el paso del tiempo, de los que Extremadura dispone un rico Patrimonio, revelan la historia de conquistas y culturas que conforman eso que llamamos España.