Hace unos días, terminando de bañar a mi nena, me pidió ir a “casita de Omi” (de su abuela). Ya estaba lista para irse a dormir, era domingo y al día siguiente había escuela (para ella y para mí). Me hubiera encantado poderla llevar, ama estar con su Omi, jugar con ella, platicarle, brincar, bailar y que la apapache… pero no se podía, no en ese momento. Entonces sólo se me ocurrió decirle “Claro que si nenita, ahorita que te duermas, puedes ir en tus sueños a casita de Omi, puedes ver a tío Santi, estar con los cachorritos (5 hermosos golden de 6 semanas!), bailar y brincar, papá y mamá pueden estar contigo ahí si quieres. En tus sueños puedes lograr lo que tú quieras! Te puedes ir volando, puedes correr, puedes brincar o puedes bailar hasta llegar a casita de Omi” y me veía muy atenta, yo quiero creer que si me entendió. Quiero creer que puedo inculcarle a mi niña a soñar tan grande y tan alto como su imaginación, y que ésta crezca con cada sueño.
Estoy convencida que los sueños son el gran instrumento de superación y supervivencia, debemos enseñar a nuestros niños a soñar!!
Quiero dejarlos con una excelente aportación de Heidi Rangel:
Los niños y niñas con grandes sueños, son los visionarios del mañana
Ciertamente, que el día a día puede ser agotador y que, por más que nos propongamos estimular a nuestros hijos para desarrollar sus capacidades y talentos, nos rebasan las actividades cotidianas.
Hace poco, leí que Steven Spielberg tuvo una mamá que le permitía rallar las paredes de su casa para que él pudiera “expresar” y desarrollar su creatividad!
Desde luego que, la mayoría de nosotras no estaríamos dispuestas a ofrecer nuestras paredes o nuestras cocinas, para ver si nuestros hijos e hijas acaban convirtiéndose en genios del arte o de la ciencia.
Pero hay cosas que sí podemos hacer, podemos destinar un espacio aunque sea pequeño para que jueguen con plastilina en una tablita, para que armen Legos, para que pinten con crayolas, peguen estampas, que tengan un pizarrón en donde puedan rallar y borrar con gises, que conozcan diferentes texturas y materiales y sobre todo, permitirles que tengan grandes sueños….
Dejarlos y estimularlos para que su imaginación vuele y creen mundos.
Vigilemos nuestros propios miedos. Cuando tememos que si son demasiado soñadores, serán poco aterrizados en la realidad, es nuestro miedo quien habla.
Quien visualiza con la emoción con la que lo hacen los niños, está creando.
Dejemos que ellos lo hagan.
Celebremos sus logros por pequeños que sean. Cuando los celebramos, los hacemos sentir importantes y queridos.
Pero por sobre todo, digámosles continuamente que son: hermosos, buenos e inteligentes. Te imaginas TU, mamá o papá, cómo serías y cómo te sentirías si a ti te hubieran educado así? No tendrías límites autoimpuestos y te sentirías seguro(a) y confiado(a) a más no poder. Con una certeza interior, de que no hay nada que no puedas realizar!
Construir la autoestima de nuestros niños es quizás una de las obras más importantes que realizaremos en nuestra vida. Formar a una persona, no es un hecho menor. Tiene un gran sentido.
Heidi Rangel en: www.heidirangelk.com
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