Cojamos el inicio de la antigua traducción de esta novela, que hasta ahora era la única que conocíamos:
Una alegre y suave oleada eléctrica silbada por el despertador automático del órgano de ánimos que tenía junto a la cama despertó a Rick Deckard. Sorprendido –siempre le sorprendía encontrarse despierto sin aviso previo– emergió de la cama, se puso en pie con su pijama multicolor, y se desperezó. En el lecho, su esposa Iran abrió sus ojos grises nada alegres, parpadeó, gimió y volvió a cerrarlos.
Ahora copiemos el inicio de la nueva traducción que, por fin, ofrece Edhasa:
Una deliciosa y sutil descarga eléctrica, activada por la alarma automática del climatizador del ánimo, situado junto a la cama, despertó a Rick Deckard. Sorprendido, porque nunca dejaba de sorprenderle eso de despertarse sin previo aviso, se levantó de la cama y se desperezó, vestido con el pijama de colores. En la cama, su esposa Iran abrió los ojos grises, apagados; al pestañeo siguió un gruñido, y cerró de nuevo los párpados.
No es necesario señalar cuál de las dos tiene más fluidez. Una nueva traducción era necesaria porque la anterior se había quedado obsoleta y era demasiado rígida. Leí hace muchos años este libro, en una edición rudimentaria de kiosco, con esa traducción, y no me entusiasmó. Luego leí en foros que la traducción no estaba a la altura, y después la reeditaron. Así que es una relectura. Y el libro me ha gustado mucho más en esta ocasión, aun admitiendo que se trata de una de las novelas más extrañas de su autor, y que prefiero la película que inspiró. El fanático de Blade Runner puede sentirse decepcionado porque casi son más las diferencias que las similitudes entre el libro y la película. Pero la base está ahí: los nombres de algunos personajes (Deckard, Batty, Pris…), el oficio de retirar o jubilar o asesinar androides (o replicantes o andys), el test de Voigt-Kampff… También desaparecen las dudas: en el libro es evidente que Rachel no es humana. Y ambos, libro y película, comparten el mismo dolor sobre el destino de los androides o replicantes: una vida breve y condenada desde el principio, como metáfora del hombre y su destino de mortal, el hombre que siempre querrá preguntarle a su creador por qué. Por qué es finito. Os recomiendo releerla si ya la conocíais. O leerla por primera vez si nunca os ha dado por abrirla.
[Traducción de Miguel Antón]