Sospecho que algo así pasa (o pasó) con la ciencia ficción. Por estas tierras es un género tan, pero tan marginal que creo que para los críticos ni vale la pena atacarlo. Supongo que yo también he caido en esta especie de prejuicio que se le tiene a veces a la literatura de género, pues he leído casi nada de ciencia ficción, lo que es extraño porque me encantan las películas de este tipo. Y fue quizás un clásico de la ciencia ficción que leí hace poco lo que hizo surgir algunas de las interrogantes anteriores: ¿Sueñan los androides con ovejas eléctricas? de Philip K. Dick, conocida también por la película Blade runner.
Sobre los temas, hay muchos como lo natural vs. lo artificial, la religión, y otros que pueden leer en la entrada de wikipedia. Para mí el tema principal es uno: la identidad. ¿eran idénticas Pris Stratton y (spoiler) por ser androides del mismo modelo, marca y de idéntico físico? ¿eran distintas por sus "vidas" casi opuestas(si se puede hablar de vida en un androide)? ¿O eran distintas solo desde el punto de vista del protagonista? ¿Era Deckard más humano por poder sentir piedad, incluso por un androide? ¿O lo era Phil Resch que, muy a su manera, valoraba más lo "realmente humano" y no sentía remordimientos de matar androides, a pesar de su casi humanidad? ¿Y que tan humano era J. R. Isidore, que no tenía las capacidades ni físicas ni intelectuales de una persona común (de hecho los androides tenían muchas más capacidades que él, que había nacido humano)?
Todas estas dudas que atraviesan el libro no hacen más que confundirnos respecto a lo verdadero de lo que no lo es, incluso desde otras facetas más allá de lo humano/androide. Por ejemplo, el animador de un programa de TV que aparece en la novela, el "amigo Buster", trabaja en la pantalla 23 horas al día. Muy al margen de lo sospechoso que puede ser un programa así (es casi seguro que el animador también sea androide), lo paradójico es que en este espacio se critica a la religión del mundo creado por Dick: el mesmerismo. Lo curioso es que se le critica de ser un fraude cuando, ya no diremos el programa de TV, sino toda la sociedad de ese futuro distópico del libro es tan o más artificial que la religión cuestionada. Un poco como lo que pasa en la actualidad.
Otro punto es lo relacionado con el amor, quizás lo más difícil de distinguir cuando es verdadero y que, además, los científicos hasta ahora no pueden determinar si es algo natural (biológico) o articial (cultural).¿Deckard ama a su esposa? Al comienzo pareciera que no, ella lo desprecia por su profesión y no le hace caso. Luego que el protagonista conoce a Rachael esto parece agudizarse, pero al final creo que es al revés: la esposa sí tiene empatía con Deckard, por eso busca respuestas (o mejor dicho sentimientos) en la consola del "órgano de ánimos" (aparato futurista para experimentar sensaciones), mientras Deckard solo piensa y piensa en él mismo, en el mundo, en los androides, en todo menos en su esposa.
Supongo que más adelante me bajaré el comic de Blade Runner. Lástima que no sea literatura. Para compensar, espero leer Lágrimas en la lluvia de Rosa Montero, novela que -por lo que he escuchado- está muy relacionada con lo planteado por Dick. Dejo un rato de escribir. Sigo con El gaucho insufrible que concluye con estas líneas: "En el folletón está la salvación del lector (y de paso, de la industria editorial). Quién nos lo iba a decir. Mucho presumir de Proust, mucho estudiar las páginas de Joyce que cuelgan de un alambre, y la respuesta estaba en el folletón. Ay, el folletón. Pero somos malos para la cama y probablemente volveremos a meter la pata. Todo lleva a pensar que esto no tiene salida". Quien sabe, de repente, esta vez Bolaño tiene razón.