Sueño de Invierno (Kis uykusu), Turquía 2014

Publicado el 07 octubre 2014 por Cineinvisible @cineinvisib

El cine del virtuoso director, Nuri Bilge Ceylan, no deja de sorprender en cada una de sus realizaciones, pero con su último trabajo, este particular medio sueño-pesadilla de invierno, ha sobrepasado todas las expectativas y visto coronado, su esfuerzo intenso y riesgo impresionante, por una doble recompensa, la Palma de Oro y el Premio FIPRESCI, del certamen internacional de cine más mediatizado, el festival de Cannes. Justos galardones de una sección oficial 2014 extremadamente rica.El cineasta continúa con sus obsesiones habituales: el paso del tiempo que acompaña el ritmo de las estaciones, y hasta se percibe en los títulos de su filmografía (Nubes de mayo, 1999; Los climas, 2006 o el mismo Sueño de invierno), la oposición ciudad-campo, motivo que recorre todas sus películas (incluso desde su primer cortometraje, Koza, 1995, y por supuesto, desde su paso al largometraje con El pueblo, 1997 hasta Erase una vez en Anatolia), unos toques autobiográficos que parecen pertenecer a su historia personal y familiar, y una cierta crítica a la autoridad o al abuso de las posiciones de poder.Un apasionante programa que, en Sueño de invierno, alcanza un altísimo nivel estético, narrativo e interpretativo. Aydin, actor retirado del teatro, abandonó la bulliciosa capital de Estambul, por los majestuosos paisajes e increíbles casas trogloditas de Anatolia, para abrir un pequeño hotel. En medio de un espacio inmenso, bañado de una luz fantasmal, mezcla de nieve, niebla y nubes, rodeado de su mujer, relegada al segundo plano que la sociedad reserva a las mujeres de un gran hombre (sea cual sea su talla), y su hermana, que aún no ha superado la amargura que ha provocado su divorcio.Pero el sosiego y la calma de unos valles y montañas, tan perfectamente fotografiados, no aseguran la tranquilidad que el protagonista espera en su retiro dorado. Inspirado de varios cuentos del genial dramaturgo Antón Chéjov, la película es de las que engaña a primera vista. Un comienzo sosegado se ve fracturado por una piedra lanzada a su coche, motivada por la expulsión de la casa de uno de sus inquilinos. A partir de ahí, abróchense los cinturones porque este actor va a sufrir un triple ajuste de cuentas que ni en Solo ante el peligro (1952). La familia en trámites de expulsión, su mujer y su hermana van a protagonizar tres momentos, que pasarán a la historia del cine, por su intensidad, fuerza y violencia. La hermana del protagonista, tumbada en un sofá, soltando toda la bilis acumulada, en forma de frases, y leyendo tranquilamente al mismo tiempo, o el encuentro de la esposa del actor y el hermano de la familia de expulsados son de esos momento cinéfilo, en los que los espectadores no saben dónde meterse y desean que nunca se acaben.No, en absoluto, Sueño de invierno no es una película aburrida, larga y sosa. Todo lo contrario, es uno de los mejores filmes del año. Un western sentimental en que las balas se sustituyen por palabras, las pistolas por miradas, y donde es más fácil escalar una montaña que atravesar un pasillo. Bienvenido al lejano Oeste del corazón y al ardiente desierto del alma.