“Sueño y silencio”: Catarsis emocional

Publicado el 10 junio 2012 por La Mirada De Ulises

[7/10]   A día de hoy, Jaime Rosales se presenta como uno de los autores del cine español con un sello más personal, y así lo refrenda su nueva participación en el pasado festival de Cannes con “Sueño y silencio”. Al sacar una entrada para esta película, el espectador ha de saber que se encontrará cine en estado puro, con lo que eso tiene de arriesgado, formalista y minoritario. Sus trabajos son ejercicios de estilo en los que la cámara se acerca a la realidad más ordinaria y anodina, en un intento por capturar la parte de verdad que las imágenes pueden encerrar, por recoger algunas de las emociones y pensamientos que sus personajes pueden expresar… unas veces con palabras, pero otras con silencios y miradas. Es un cine exigente que reclama un espectador activo que componga el puzzle de unos brochazos de vida contados en voz baja, y que rellene las elipsis o el fuera de campo que inteligentemente emplea.

Aquí nos acercamos a Oriol y Yolanda, matrimonio que vive en París con sus dos hijas y que en sus vacaciones ha sufrido un accidente que alteró ya sus vidas para siempre. Su historia es tan normal y mínima que algún espectador la calificará de banal y sin interés, y el tempo tan lento y premioso que será etiquetado como aburrido y plomizo. Pero la intención de Rosales es la de no traicionar la vida, y por eso deja que la propia historia y los personajes impresionen con su presencia la cámara, o prescinde de cualquier elemento extradiegético que pueda tergiversar, enriquecer o adulterar la verdad de esas imágenes. Al director le interesa el sueño y el silencio que hablan por sí mismos, no la acción y la palabra que todo lo explica, de la misma manera que tampoco busca el éxito comercial ni el entretenimiento pasajero. El suyo es un cine de reflexión y contemplación que trata de cuestionar continuamente lo que vemos y vivimos, que busca despertar conciencias y avanzar en las posibilidades del lenguaje cinematográfico.

Por eso, “Sueño y silencio” es sólo recomendable para un público cinéfilo, pues quizá esté más en la estela de “Tiro en la cabeza” que de “La soledad”. El blanco y negro de grano grueso tiene su sentido, lo mismo que un par de planos en color que parecen indicar la luz al final del túnel. Prefiere la cámara fija y que los personajes entren y salgan del plano, pero también sabe colocarla discretamente tratando de no molestar al sufrido matrimonio en su intimidad, o busca transmitir la búsqueda de esa vida perdida con esos travellings de acompañamiento al ir al lugar del accidente o en el paseo por el parque. En cuanto a los diálogos, fluyen con la misma verdad y espontaneidad que las situaciones, y llama la atención por ejemplo la autenticidad de esa conversación de un matrimonio golpeado y distanciado… con reproches que hablan más de dolor que de infidelidad.

Por sueños se entienden aquí las aspiraciones más íntimas y los dolores escondidos en lo más hondo, lo más secreto y sagrado que tiene el hombre… y sobre lo que habrá que guardar el silencio que el pudor impone. De ahí la factura sobria y el ritmo pausado (la escena del cementerio se hace ciertamente interminable) tienen su explicación… pues de otro modo el ánimo no se podría empapar de dolor y purificación, y nos quedaríamos en la superficie del efectismo. Porque lo que Rosales hace es invitarnos a entrar en el dolor de una familia y hacerlo desde la distinta óptica del hombre y de la mujer, en una manera dispar de comportarse que también apreciamos en los abuelos… Son momentos emocionales intensos y profundos, sin música ni interpretaciones afectadas que traten de obtener un sentimiento fácil e impostado. Tanto Yolanda Galocha como Oriol Roselló trabajan con contención expresiva, y cada uno a su manera inicia una catarsis para seguir viviendo en la ausencia, en lo que viene a ser también una aproximación del director a la memoria y al olvido, a la huella del pasado y del dolor.

También el prólogo y epílogo con Miquel Barceló pintando tienen su sentido, en ese intento por plasmar el sentido trascendente y el dolor que invade la vida humana, y también la capacidad del tiempo para desdibujar y borrar el pasado. En definitiva, con “Sueño y silencio” habremos realizado un viaje por el dolor en busca de purificación, con la palabra y la memoria como aliadas terapéuticas (ilustrativa es la confidencia de Yolanda con su amiga hablando de su marido, lo mismo que emocionante es el recuerdo de su infancia), con un desenlace tan sugerente como enigmático y abierto. Una película exigente pero humana y sincera en sus emociones, con la sombra de la muerte y de la pérdida presentes, con imágenes intensas y creativas, con una catarsis emocional prolongada en el tiempo y la memoria.

Calificación: 7/10

En las imágenes: Fotogramas de “Sueño y silencio”, película distribuida en España por Wanda Visión © 2012 Fresdeval Films, Wanda Visión y Balthazar Productions. Todos los derechos reservados.

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Publicado el 10 junio, 2012 | Categoría: 7/10, Año 2012, Críticas, Drama, España, Francia

Etiquetas: Jaime Rosales, La soledad, Miquel Barceló, muerte, Oriol Roselló, soledad, Sueño y silencio, Tiro en la cabeza, Yolanda Galocha