Sueños, balones y niños felices

Por Belen
Hace algunas semanas supe que iba a tener una oportunidad única, podría conseguir que uno de los sueños de mi hijo se cumplieran, ¡ahí es nada! Toda madre sabe la cara de bobaliconas que se nos pone cuando nuestros churumbeles logran algo que ansían, esa babilla colgona y una sonrisilla absurda en nuestras caras embelesadas dejan entrever nuestra felicidad. 
Y con esa sonrisilla me he pasado unos cuantos días, sabiendo que Rayo podría conocer y estar un buen rato con uno de sus ídolos: Iker Casillas. Ya todos sabéis de su pasión desmedida por el fútbol. El niño me ha salido madridista hasta la médula, para orgullo de su padre y abuelo. Y desde hace tiempo viene haciendo sus pinitos entre los tres palos. Vamos por tres pares de guantes ya, todos desgastaditos a base de paradones. Según su padre, ¡el niño promete! Ni que decir tiene que el capitán de su equipo y para más inri de la selección española es su Dios particular. Así que podéis imaginar su cara cuando supo el regalito que le tenía preparado. 

Como yo tengo al Sr. Murphy como vecino y suele aparecer en el momento más inoportuno, supe que la cita con el ídolo coincidía con su revisión con el neurocirujano, ¡ya era mala leche! Después de darle muchas vueltas, decidí ir al hospital e improvisar. Y sobre la marcha se me ocurrió acudir a la Secretaría de Neurocirugía y hablar con la secretaria (una mujer encantadora que ya me había ayudado en alguna ocasión) a ver qué pasaba. Cuando llegué estaba también su médico, y allí sin pensarlo dos veces decidí confesar la verdad, toda la verdad y nada más que la verdad: "Doctor, tengo un problemilla y vengo a ver si me pueden ayudar. El niño tiene revisión el próximo día 30 pero nos ha surgido un inconveniente..... ¡¡ese día vamos a conocer a Iker Casillas!!". Prometido, así se lo espeté al médico, un señor ya con una edad y con un peculiar carácter, ese que suelen tener los genios. Sin dudarlo: "nada, nada, el niño no se va a perder una cita tan importante por venir a verme a mi, cámbiale la cita y luego que me cuente cómo le ha ido". Dicho y hecho, la cita quedó postpuesta para una semana después. Y es que con la verdad se llega a todas partes ;) 
Superado el primer obstáculo que Murphy quiso ponernos, llegó el segundo. El fin de semana anterior al día X Rayo se puso malito. Por un momento temimos algo más grave que un simple virus infantil. Aunque después todo quedó en una gastroenteritis que superó justo a tiempo para el gran día. Nada ha podido impedir que uno de sus sueños se haga realidad. Y allí estábamos el jueves día 30, puntual a nuestra cita. 
Agradezco a Hyundai la oportunidad que nos ha brindado. 25 niños, entre ellos Rayo, pudieron tener a su ídolo cerca, pudieron participar en una rueda de prensa, hacerle preguntas (deberíais haber visto a Rayo micro en mano y a una servidora perder baba a toneladas) y después pelotear un poquito y tirar unos penaltis al Capitán. Por desgracia, la masterclass prometida fue más corta de lo esperado. Supongo que exigencias de la agenda del jugador. A las madres allí presentes nos supo a poco, los niños quisieron más pero me quedo con la imagen de Rayo extasiado después de que Iker le firmara su camiseta. Era felicidad en estado puro. 
"Mamá, ¿tu crees que podremos repetir?" ¡¡Ay hijo!! Si yo pudiera te daba la luna y te presentaba a todos los jugadores de tu equipo preferido. Sólo nos queda esperar que Hyundai se acuerde de nuevo de nosotros para que puedas revivir esta ilusión.
En su cuarto guarda, como oro en paño, un diploma firmado, una equipación y un balón del que no se ha separado desde aquel día. Ahora lo tiene claro, ¡Rayo será el portero del equipo de fútbol del colegio! Sus guantes están listos para comenzar la temporada.
¡Gracias Iker! Porque, aunque tú no lo sepas, tu sola presencia ha hecho a mi hijo inmensamente feliz.